Introducción a las Confesiones Continentales
Durante los siglos XVI y XVII las iglesias Reformadas compusieron una serie de confesiones que fueron bien recibidas y que distinguían con precisión la fe Reformada no sólo del catolicismo romano, sino también de las otras ramas del protestantismo de ese entonces.
Entre estas confesiones aceptadas Continentalmente están la Confesión de Fe Belga (1561), el Catecismo de Heidelberg (1563) y los Cánones de Dordrecht (1618-1619). Estos tres documentos confesionales de la Iglesia del Señor a menudo denominados las Tres Fórmulas de Unidad constituyen los estándares doctrinales de las Iglesias Reformadas.
Por tanto, creemos que la Biblia es la Palabra infalible, inerrante e inspirada de Dios por excelencia y que Nuestras Tres Fórmulas de Unidad de las iglesias Reformadas son un resumen breve de esas verdades.
Prólogo al Catecismo de Heidelberg
La segunda fórmula de unidad de las iglesias Reformadas es el catecismo de Heidelberg, que recibe su nombre en relación al lugar de sus orígenes. Este catecismo apareció por primera vez en el año 1563 en alemán por iniciativa de Federico III, príncipe electo del Palatinado y fiel partidario de la Reforma, quien convencido por la Verdad de Dios, quiso instruir a su pueblo en ella encargando así en el año 1562 a dos jóvenes catedráticos de la universidad de Heidelberg, que formulasen un compendio de la doctrina del Evangelio en un catecismo para la Iglesia del Señor. Estos teólogos que asumieron el cargo fueron Zacarías Ursino nacido en 1534 en Breslau, y Gaspar Oleviano que nació en 1536 cerca de Tréveris. A partir de entonces, este catecismo se ha utilizado para la “Enseñanza de la doctrina Cristiana” (titulo original del catecismo) en las iglesias protestantes de muchos países siendo aceptada como confesión oficial de las iglesias Reformadas. En las palabras del Teodoro VanderGroe;
“Entre todas las religiones y filosofías que se encuentran en la tierra (con el permiso divino), aquella que pueda dar consuelo en el sentido más verdadero de la palabra y también confortar plenamente a un hombre en las más miserables circunstancias y tristeza, incluso en la hora de la muerte, será indudablemente la verdadera y superior. Una religión que puede lograr esto es de un origen mucho más elevado que el mero intelecto vano y carnal del hombre. Esta clase de religión se origina en Dios mismo. Pues Él es la fuente por excelencia de todo consuelo y el pozo del cual fluye toda paz y gozo.
Si me preguntáis a qué religión me estoy refiriendo, respondería que será sólo una religión puramente derivada de la Santa Palabra de Dios, una religión que está comprendida y articulada en nuestro Catecismo de Heidelberg.”
Así y desde su aparición y por la gracia de Dios, muchas generaciones en diferentes lenguas, han crecido y aprendido del Catecismo la doctrina de la Verdad de los apóstoles y profetas del Señor. Heinrich Simon Van Alpen (1761–1830) dice al respecto de traducciones hechas al español desde el siglo XVI:
“Hay traducciones en latín, griego, holandés, español, francés, inglés, italiano, bohemio, polaco, húngaro, hebreo, árabe, malayo y singalés.”
“En Bélgica estuvieron preparando una traducción al español del Catecismo de Heidelberg, para que pueda ser utilizado en las Indias Occidentales.” [1]
Todo indica que la primera edición castellana del Catecismo de Heidelberg fue hecha en 1627 por Juan Bartolomé Aventroot, un reformado diplomático y comerciante holandés. [2]
El método de desarrollo del Catecismo de Heidelberg es expositivo según la misma disposición del apóstol Pablo en la epístola a los Romanos; primeramente el fin es presentado, ejemplo; el consuelo Cristiano (Romanos 1:16-17); luego son establecidos los medios necesarios para este fin, tres en número; el reconocimiento de la justicia divina contra nosotros y contra nuestros pecados (Capítulos 1-3); el reconocimiento de nuestra liberación por la justicia divina a favor de nosotros (del capítulo 3:21 hasta el capítulo 4); y el reconocimiento de nuestra gratitud a Dios por su salvación (del capítulo 5 al 16).
El propósito original es que el catecismo sea expuesto en el periodo de un año, de ahí su distribución en 52 Días del Señor.
[1] The History and Literature of the Heidelberg Catechism and of Its Introduction into the Netherlands. [2] La primera edición castellana del Catecismo de Heidelberg(1627) por Luis Resines, Estudio Teológico Agustiniano Valladolid.
Catecismo de Heidelberg
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte [a], no me pertenezco a mí mismo [b], sino a mi fiel Salvador Jesucristo [c], que me libró del poder del diablo [d], satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados [e], y me guarda de tal manera [f] que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer [g] antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación [h]. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna [i] y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad [j]. a. Romanos 14:8 Tres: [a] La primera, cuán grandes son mis pecados y miserias [b]. La segunda, de qué manera puedo ser librado de ellos [c]. Y la tercera, la gratitud que debo a Dios por su redención [d]. a. Mateo 11: 28-30; Efesios 5:8El pacto de gracia (Día del Señor 1)
Día del Señor 1
1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
b. 1 Corintios 6:19
c. 1 Corintios 3:23; Tito 2:14
d. Hebreos 2:14; 1 Juan 3:8; Juan 8:34, 35, 36
e. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 1:7; 1 Juan 2:2, 12
f. Juan 6:39; Juan 10:28; 2 Tesalonicenses 3:3; 1 Pedro 1:5
g. Mateo 10:30; Lucas 21:18
h. Romanos 8:28
i. 2 Corintios 1:22; 2 Corintios 5:5; Efesios 1:14; Romanos 8:16
j. Romanos 8:14; 1 de Juan 3:32. ¿Cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente?
b. Juan 9:41; Mateo 9:12; Romanos 3:10; 1 Juan 1:9, 10
c. Juan 17:3; Hechos 4:12; Hechos 10:43
d. Efesios 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12 Romanos 6:13; 2 Timoteo 2:15
PRIMERA PARTE: Por la Ley de Dios [a]. a. Romanos 3:20 Cristo nos lo enseña sumariamente en Mateo capítulo 22: 37-40: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas.” [a] a. Deuteronomio 6:5; Levítico 19:18; Marcos 12:30; Lucas 10:27 No [a]; porque por naturaleza estoy inclinado a aborrecer a Dios y a mi prójimo [b]. a. Romanos 3:10, 20, 23; 1 Juan 1:8. 10 No, al contrario. Dios creó al hombre bueno [a] haciéndolo a su imagen y semejanza [b], es decir, en verdadera justicia y santidad, para que rectamente conociera a Dios su Creador, le amase de todo corazón, y bienaventurado viviese con Él eternamente, para alabarle y glorificarle [c]. a. Génesis 1:31 De la caída y desobediencia de nuestros primeros padres Adán y Eva en el paraíso [a], por ello, nuestra naturaleza ha quedado de tal manera corrompida, que todos somos concebidos y nacidos en pecado [b]. a. Génesis 3; Romanos 5:12, 18, 19 Ciertamente [a]; si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Dios [b]. a. Génesis 8:21; Génesis 6:5; Job 14:4; Job.15:14; Juan 3:6; Isaías 53:6 No [a], Dios creó al hombre en condiciones de poderla cumplir [b]; pero el hombre por instigación del diablo [c] y su propia rebeldía, se privó a sí y a toda su descendencia de estos dones divinos. a. Efesios 4:24 De ninguna manera; antes su ira se engrandece horriblemente [a], tanto por el pecado original como por aquellos que cometemos ahora, y quiere castigarlos, por su perfecta justicia, temporal o eternamente [b]. Según ha dicho Él mismo: “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para hacerlas.” [c] a. Génesis 2:17; Romanos 5:12 Dios es misericordioso [a]; pero también es justo [b]. Por tanto su justicia exige que el pecado que se ha cometido contra su suprema majestad, sea también castigado con el mayor castigo, que es pena eterna, así en el cuerpo como en el alma. a. Éxodo 34:6, 7; Éxodo 20:6En la mísera de la muerte (Día del Señor 2-4)
DE LA MISERIA DEL HOMBRE
Día del Señor 2
3. ¿Cómo conoces tu miseria?
4. ¿Qué pide la Ley de Dios de nosotros?
5. ¿Puedes cumplir todo esto perfectamente?
b. Romanos 8:7; Efesios 2:3; Tito 3:3; Génesis 6:5; Génesis 8:21; Jeremías 17:9; Romanos 7:23
Día del Señor 3
6. ¿Creó, pues, Dios al hombre tan malo y perverso?
b. Génesis 1:26, 27
c. Efesios 4:24; Colosenses 3:10; 2 Corintios 3:187. ¿De dónde procede esta corrupción de la naturaleza humana?
b. Salmo 51:5; Génesis 5:38. ¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien e inclinados a todo mal?
b. Juan 3:3, 5; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 3:5
Día del Señor 4
9. ¿No es Dios injusto con el hombre, al pedirle en su Ley que haga lo que no puede cumplir?
b. Génesis 3:13; 1 Timoteo 2:13, 14
c. Génesis 3:6; Romanos. 5:1210. ¿Dejará Dios sin castigo tal desobediencia y apostasía?
b. Salmo 50:21; Salmo 5:5; Nahum 1:2; Éxodo 20:5; Éxodo 34:7; Romanos 1:18; Efesios 5:6
c. Deuteronomio 27:26; Galatas 3:1011. ¿No es Dios también misericordioso?
b. Salmo 7:9; Éxodo. 20:5; Éxodo. 23:7; Éxodo. 34:7; Salmo 5:4, 5; Nahum 1:2, 3
SEGUNDA PARTE: Dios quiere que se de satisfacción a su justicia [a]: por eso es necesario que la satisfagamos enteramente por nosotros mismos o por algún otro [b]. a. Génesis 2:17; Éxodo 23:7; Ezequiel 18:4; Mateo 5:26; 2 Tesalonicenses 1:6; Lucas 16:2 De ninguna manera: antes acrecentamos cada día nuestra deuda [a]. a. Job 9:2; Job 15:15,16; Job 4:18,19; Salmo 130:3; Mateo 6:12; Mateo 18:25; Mateo 16:26. No, primero porque Dios no quiere castigar, en otra criatura, la culpa de la cual el hombre es responsable [a]. Segundo, porque una simple criatura es incapaz de soportar la ira eterna de Dios contra el pecado y librar a otros de ella [b]. a. Ezequiel 18:4; Génesis 3:17 Uno que sea verdadero hombre [a] y perfectamente justo [b], y que además sea más poderoso que todas las criaturas, es decir, que sea al mismo tiempo verdadero Dios [c]. a. 1 Corintios 15:21 Porque la justicia de Dios exige que la misma naturaleza humana que pecó, pague por el pecado [a]; y el hombre que es pecador, no puede pagar por otros [b]. a. Ezequiel 18:4, 20; Romanos 5:18; 1 Corintios 15:21; Hebreos 2:14, 15,16 Para que, por la potencia de su Divinidad [a], pueda llevar en su humanidad [b] la carga de la ira de Dios [c], y reparar y restituir en nosotros la justicia y la vida [d]. a. Isaías 9:5; Isaías 63:3 Nuestro Señor Jesucristo [d], el cual nos ha sido hecho por Dios Sabiduría, Justicia, Santificación y perfecta Redención [e]. a. 1 Juan 5:20; Romanos 9:5; Romanos 8:3; Gálatas 4:4; Isaías 9:6; Jeremías 23:6; Malaquias 3:1 Del Santo Evangelio, el cual Dios reveló primeramente en el paraíso [a], y después lo anunció por los santos patriarcas [b] y profetas [c], y lo hizo representar por los sacrificios y las demás ceremonias de la Ley [d]: y al fin lo cumplió por su Hijo unigénito [e]. a. Génesis 3:15 No todos [a], sino sólo aquellos que por la verdadera fe son incorporados en Él y aceptan sus beneficios [b]. a. Mateo 7:14; Mateo 22:14 La verdadera fe es un conocimiento seguro por el que acepto como verdad todo lo que Dios nos ha revelado en su Palabra [a]. Al mismo tiempo, es una firme confianza [b] de que no sólo a los demás, sino también a mí [c], Dios ha concedido el perdón de los pecados, la justicia eterna y la salvación [d], y esto por pura gracia, sólo por el bien de los méritos de Cristo [e]. Esta fe el Espíritu Santo obra en mi corazón por el evangelio [f].” a. Juan 17:3,17; Hebreos 11:1-3; Santiago 2:19. Todo lo que se nos ha prometido en el Santo Evangelio [a], sumariamente contenido en el Símbolo Apostólico, en cuyos artículos se expresa la fe universal e infalible de todos los cristianos. a. Juan 20:31; Mateo 28:19; Marcos 1:15 Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de María virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; está sentado a la Diestra de Dios, Padre Todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; una santa Iglesia cristiana universal, la comunión de los santos; la remisión de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén. En tres: La primera: De Dios Padre y de nuestra creación. La segunda: De Dios Hijo y de nuestra redención. La tercera: De Dios Espíritu Santo y nuestra santificación. Porque Dios se manifestó así en su Palabra [b], de manera que estas tres personas son el único, verdadero y eterno Dios. a. Deuteronomio 6:4; Efesios 4:6; Isaías 44:6; Isaías 45:5; 1 Corintios 8:4, 6 Creo en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien de la nada creó el cielo y la tierra con todo lo que en ellos hay [a], sustentándolo y gobernándolo todo por su eterno consejo y providencia [b], que es mi Dios y mi Padre por amor de su Hijo Jesucristo [c]. En El confío de tal manera que no dudo de que me proveerá de todo lo necesario para mi alma y mi cuerpo [d]. Y aún mas, creo que todos los males que puedo sufrir, por su voluntad, en este valle de lágrimas, los convertirá en bien para mi salvación [e]. El puede hacerlo como Dios Todopoderoso [f], y quiere hacerlo como Padre benigno y fiel [g]. a. Génesis 1 y 2; Éxodo 20:11; Job 33:4; Job 38 y 39; Hechos 4:24; Hechos 14:15; Salmo 33:6; Isaías 45:7 Es el poder de Dios, omnipotente y presente en todo lugar [a], por el cual sustenta y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas de tal manera [b], que todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequía [c], la fertilidad y la esterilidad, la comida y la bebida, la salud y la enfermedad [d], las riquezas y la pobreza [e], y finalmente todas las cosas no acontecen sin razón alguna como por azar, sino por su consejo y voluntad paternal [f]. a. Hechos 17:25, 27, 28; Jeremías 23:23, 24; Isaías 29:15, 16; Ezequiel 8:12 Que en toda adversidad tengamos paciencia [a], y en la prosperidad seamos agradecidos [b] y tengamos puesta en el futuro toda nuestra esperanza en Dios nuestro Padre fidelísimo [c], sabiendo con certeza que no hay cosa que nos pueda apartar de su amor [d], pues todas las criaturas están sujetas a su poder de tal manera que no pueden hacer nada sin su voluntad [e]. a. Romanos 5:3; Santiago 1:3; Salmo 39:9; Job 1:21, 22Librados por Dios en Cristo (Día del Señor 5-10)
LA REDENCIÓN DEL HOMBRE
Día del Señor 5
12. Si por el justo juicio de Dios merecemos penas temporales y eternas, ¿no hay ninguna posibilidad de librarnos de estas penas y reconciliarnos con Dios?
b. Romanos 8:413. Pero, ¿podemos satisfacerla por nosotros mismos?
14. ¿Podría hallarse alguien que siendo simple criatura pagase por nosotros?
b. Nahum 1:6; Salmo 130:315. Entonces, ¿qué Mediador y Redentor debemos buscar?
b. Hebreos 7:26
c. Isaías 7:14; Isaías 9:5; Jeremías 23:6; Lucas 11:22
Día del Señor 6
16. ¿Por qué debe ser verdadero hombre y perfectamente justo?
b. Hebreos 7:26, 27; Salmo 49:7; 1 Pedro 3:18 17.17. ¿Por qué debe ser también verdadero Dios?
b. Isaías 53:4, 11
c. Deuteronomio 4:24; Nahum 1:6; Salmo 130:3
d. Isaías 53:5, 1118. Mas, ¿quién es este Mediador, que al mismo tiempo es verdadero Dios [a] y verdadero [b] hombre perfectamente justo [c]?
b. Lucas 1:42; Lucas 2:6, 7; Romanos 1:3; Romanos 9:5; Filipenses 2:7; Hebreos 2:14, 16, 17; Hebreos 4:15
c. Isaías 53:9, 11; Jeremías 23:5; Lucas 1:35; Juan 8:46; Hebreos 4:15; Hebreos 7:26; 1 Pedro 1:19; 1 Pedro 2:22; 1 Pedro 3:18
d. 1 Timoteo 2:5; Mateo 1:23; 1 Timoteo 3:16; Lucas 2:11; Hebreos 2:9
e. 1 Corintios 1:3019. ¿De dónde sabes esto?
b. Génesis 22:18; Génesis 12:3; Génesis 49:10
c. Isaías 53; Isaías 42:1-4; Isaías 43:25; Isaías 49:5-6, 22-23; Jeremías 23: 5, 6, 31-33; Jeremías 32:39-41; Miqueas 7:18-20; Hechos 10:43; Hechos 3:22-24; Romanos 1:2; Hebreos 1:1
d. Hebreos 10:1, 8; Col. 2:7; Juan 5:46
e. Romanos 10:14; Gálatas 4:4; Gálatas 3:24; Colosenses 2:17
Día del Señor 7
20. ¿Son salvados por Cristo todos los hombres que perecieron en Adán?
b. Marcos 16:16; Juan 1:12; Juan 3:16, 18, 36; Isaías 53:11; Salmo 2:11; Romanos 11:20; Romanos 3:22; Hebreos 4:3; Hebreos 5:9; Hebreos 10:39; Hebreos 11:621. ¿Qué es la verdadera fe?
b. Romanos 4:18-21; 5:1; 10:10; Hebreos 4:16.
c. Galatas 2:20.
d. Romanos 1:17; Hebreos 10:10.
e. Romanos 3:20-26; Galatas 2:16; Efesios 2:8-10.
f. Hechos 16:14; Romanos 1:16; 10:17; 1 Corintios 1:21.22. ¿Qué es lo que debe creer el cristiano?
23. ¿Qué dicen estos artículos?
Día del Señor 8
24.¿En cuántas partes se dividen estos artículos?
25. Si no hay más que una Esencia Divina [a], ¿por qué nombras tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo?
b. Isaías 61:1; Lucas 4:18; Génesis 1:2, 3; Salmo 33:6; Isaías 48:16; Mateo 3:16, 17; Mateo 28:19; 1 de Juan 5:7; Isaías 6:1, 3; Juan 14:26; Juan 15:26; 2 Corintios 13:14; Gálatas 4:6; Efesios 2:18; Tito 3:5,6
Día del Señor 9
26. ¿Qué crees cuando dices: Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?
b. Hebreos. 1:3; Salmo 104:27-30; Salmo 115:3; Mateo 10:29; Efesios 1:11
c. Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5-7; Efesios 1:5
d. Salmo 55:22; Mateo 6:25, 26; Lucas 12:22
e. Romanos 8:28
f. Isaías 46:4; Romanos 10:22
g. Mateo 6:32, 33; Mateo 7:9-11
Día del Señor 10
27. ¿Qué es la Providencia de Dios?
b. Hebreos 1:3
c. Jeremías 5:24; Hechos 14:17
d. Juan 9:3
e. Proverbios 22:2
f. Mateo 10:29; Proverbios 16:3328. ¿Qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y providencia divina?
b. 1 Tesalonicenses 5:18; Deuteronomio 8:10
c. Salmo 55:22; Romanos 5:4
d. Romanos 8:38, 39
e. Job 1:12; Job 2:6; Proverbios 21:1; Hechos 17:25
Porque nos salva y libra de todos nuestros pecados [a], y porque en ningún otro se debe buscar ni se puede hallar salvación [b]. a. Mateo 1:21; Hebreos 7:25 No; porque aunque de boca se gloríen de tenerle por Salvador, de hecho niegan al único Salvador Jesús [a]: pues necesariamente resulta, o que Jesús no es perfecto Salvador o que aquellos que con verdadera fe le reciben por Salvador tienen que poseer en Él todo lo necesario para su salvación [b]. a. 1 Corintios 1:13, 30, 31; Gálatas 5:4 Porque fue ordenado del Padre y ungido con el Espíritu Santo [a] para ser nuestro supremo Profeta y Maestro [b], quien nos ha revelado plenamente el secreto consejo y voluntad de Dios acerca de nuestra redención [c], para ser nuestro único y supremo Pontífice [d] quien por el sólo sacrificio de su cuerpo nos ha redimido [e] e intercede continuamente delante del Padre por nosotros [f] y para ser nuestro eterno Rey que nos gobierna por su Palabra y su Espíritu, y nos guarda y conserva la redención que nos ha adquirido [g]. a. Salmo 45:7; Hebreos 1:9; Isaías 61:1; Lucas 4:18 Porque por la fe soy miembro [b] de Jesucristo y participante de su unción [c], para que confiese su nombre [d] y me ofrezca a Él en sacrificio vivo y agradable [e], y que en esta vida luche contra el pecado y Satanás con una conciencia libre y buena [f] y que, después de esta vida, reine con Cristo eternamente sobre todas las criaturas [g]. a. Hechos 11:26 Porque Cristo es Hijo Eterno y natural de Dios [a]; pero nosotros hemos sido adoptados por gracia como hijos de Dios por amor de El [b]. a. Juan 1:14; Hebreos 1:1, 2; Juan 3:16; 1 de Juan 4:9; Romanos 8:32 Porque rescatando nuestros cuerpos y almas de los pecados, no con oro o plata sino con su preciosa sangre, y librándonos del poder del diablo, nos ha hecho suyos [a]. a. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 2:9; 1 Corintios 6:20; 1 Timoteo 2:6; Juan 20:28 Que el eterno Hijo de Dios, el cual es [a] y permanece [b] verdadero y eterno Dios, tomó la naturaleza verdaderamente humana de la carne y sangre de la virgen María [c], por obra del Espíritu Santo [d], para que juntamente fuese la verdadera simiente de David [e], semejante a sus hermanos [f] excepto en el pecado [g]. a. 1 Juan 5:20; Juan 1:1; Juan 17:3; Romanos 1:3; Colosenses 1:15 Que es nuestro Mediador [a], y con su inocencia y perfecta santidad cubre mis pecados en los cuales he sido concebido y nacido, para que no aparezcan en la presencia de Dios [b]. a. Hebreos 7:26, 27 Que todo el tiempo que en este mundo vivió y especialmente al fin de su vida, sostenía en el cuerpo y en el alma la ira de Dios contra el pecado de todo el género humano [a], para que con su pasión, como único sacrificio propiciatorio [b], librara nuestro cuerpo y alma de la eterna condenación [c], y nos alcanzase la gracia de Dios, la justicia y la vida eterna [d]. a. Isaías 53:4; 1 Pedro 2:24; 1 Pedro 3:18; 1 Timoteo 2:6 Para que, inocente, condenado por el juez político [a], nos librase del severo juicio de Dios, que había de venir sobre nosotros [b]. a. Juan 18:38; Mateo 27:24; Lucas 23:14, 15; Juan 19:4 Sí, porque este género de muerte me garantiza que Él cargó sobre sí mismo la maldición sentenciada contra mí [a], por cuanto la muerte de cruz era maldita de Dios [b]. a. Gálatas 3:13 Porque la justicia de Dios [a] no se podía satisfacer por nuestros pecados, sino con la misma muerte del Hijo de Dios [b]. a. Génesis 2:17 Para testificar que estaba verdaderamente muerto [a]. a. Hechos 13:29; Mateo 27:59, 60; Lucas 23:53; Juan 19:38 Nuestra muerte no es una satisfacción por nuestros pecados [a], sino una liberación del pecado y un paso hacia la vida eterna [b]. a. Marcos 8:37; Salmo 49:7 Por su poder nuestro viejo hombre está crucificado, muerto y sepultado juntamente con Él [a], para que, en adelante, no reinen más en nosotros las perversas concupiscencias y deseos de la carne [b], sino que nos ofrezcamos a Él en sacrificio agradable [c]. a. Romanos 6:6 Para que en mis extremados dolores y grandísimas tentaciones me asegure y me sostenga con este consuelo, de que mi Señor Jesucristo, por medio de las inexplicables angustias, tormentos, espantos y turbaciones infernales de su alma, en las cuales fue sumido en toda su pasión [a], pero especialmente clavado en la cruz, me ha librado de las ansias y tormentos del infierno [b]. a. Salmo 18:4, 5; Salmo 116:3; Mateo 26:38; Mateo 27:46; Hebreos 5:7La muerte de Cristo por nosotros (Día del Señor 11-16)
Día del Señor 11
29. ¿Por qué el Hijo de Dios es llamado Jesús, que significa Salvador?
b. Hechos 4:12; Juan 15:4, 5; 1 Timoteo 2:5; Isaías 43:11; 1 de Juan 5:1130. ¿Creen pues también en el único Salvador Jesús aquellos que buscan su salvación en los santos, o en sí mismos o en cualquiera otra parte?
b. Hebreos 12:2; Isaías 9:6; Colosenses 1:19, 20; Colosenses 2:10; 1 Juan 1:7
Día del Señor 12
31. ¿Por qué se le llama Cristo, es decir: Ungido?
b. Deuteronomio 19:15; Hechos 3:22; Hechos 7:37; Isaías 55:4
c. Juan 1:18; Juan 15:15
d. Salmo 110:4
e. Hebreos 10:12, 14; Hebreos 9:12, 14, 28
f. Romanos 8:34; Hebreos 9:24; 1 Juan 2:1; Romanos 5:9, 10
g. Salmo 2:6; Zacarías 9:9; Mateo 21:5; Lucas 1:33; Mateo 28:18; Juan 10:28; Apocalipsis 12:10, 1132. Pues, ¿por qué te llaman cristiano? [a]
b. 1 Corintios 6:15
c. 1 Juan 2:27; Hechos 2:17
d. Mateo 10:32; Romanos 10:10
e. Romanos 12:1; 1 Pedro 2:6, 9; Apocalipsis 1:6; Apocalipsis 5:8, 10
f. 1 Pedro 2:11; Romanos 6:12, 13; Gálatas 5:16, 17; Efesios 6:11; 1 Timoteo 1:18, 19
g. 2 Timoteo 2:12; Mateo 25:34
Día del Señor 13
33. ¿Por qué se llama a Cristo el Unigénito Hijo de Dios, si nosotros también somos hijos de Dios?
b. Romanos 8:16; Juan 1:12; Gálatas 4:6; Efesios 1:5, 634. ¿Por qué le llamamos nuestro Señor?
Día del Señor 14
35. ¿Qué crees cuando dices: que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de María virgen?
b. Romanos 9:5
c. Gálatas 4:4; Lucas 1:31, 42, 43
d. Mateo 1:20; Lucas 1:35
e. Romanos 1:3; Salmo 132:11; 2 Samuel 7:12; Lucas 1:32; Hechos 2:30
f. Filipenses 2:7; Hebreos 2:14, 17
g. Hebreos 4:1536. ¿Qué fruto sacas de la santa Concepción y Nacimiento de Cristo?
b. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 3:18; 1 Corintios 1:30, 31; Romanos 8:3,4; Isaías 53:11; Salmo 32:1
Día del Señor 15
37. ¿Qué es lo que crees cuando dices: padeció?
b. Isaías 53:10; Efesios 5:2; 1 de Corintios 5:7; 1 de Juan 2:2; Romanos 3:25; Hebreos 9:28; Hebreos 10:14
c. Gálatas 3:13; Colosenses 1:13; Hebreos 9:12; 1 Pedro 1:18, 19
d. Romanos 3:25; 2 Corintios 5:21; Juan 2:16; Juan 6:51; Hebreos 9:15; Hebreos 10:19 38.38. ¿Por qué padeció bajo el poder de Poncio Pilato juez?
b. Salmo 69:4; Isaías 53: 4, 5; 2 Corintios 5:21; Gálatas 3:1339. ¿Es más importante el haber sido crucificado, que morir de otro modo?
b. Deuteronomio 21:23
Día del Señor 16
40. ¿Por qué fue necesario que Cristo se humillase hasta la muerte?
b. Romanos 8:3, 4; Hebreos 2:14, 1541. ¿Por qué fue también sepultado?
42. Ya que Cristo murió por nosotros, ¿por qué hemos de morir también nosotros?
b. Filipenses 1:23; Juan 5:24; Romanos 7:2443. ¿Qué provecho recibimos además, del sacrificio y muerte de Cristo en la cruz?
b. Romanos 6:6, 12 c. Romanos 12:144. ¿Por qué se añade: descendió a los infiernos?
b. Isaías 53:5
Primero: Por su resurrección ha vencido a la muerte, para hacernos participantes de aquella justicia que conquistó por su muerte [a]. Segundo: También nosotros somos resucitados ahora por su poder a una nueva vida [b]. Tercero: la resurrección de Cristo, Cabeza nuestra, es una cierta prenda de nuestra gloriosa resurrección [c]. a. Romanos 4:25; 1 Pedro 1:3; 1 Corintios 15:16 Que Cristo, a la vista de sus discípulos, fue elevado de la tierra al cielo [a], y que está allí para nuestro bien [b], hasta que vuelva a juzgar a los vivos y a los muertos [c]. a. Hechos 1:9; Marcos 16:19; Lucas 24:51 Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre: en cuanto a la naturaleza humana ahora ya no está en la tierra [b]; pero en cuanto a su deidad, majestad, gracia y espíritu en ningún momento está ausente de nosotros [c]. a. Mateo 28:20 De ninguna manera: porque dado que la divinidad es incomprensible y está presente en todo lugar [a], resulta necesariamente que en efecto está fuera de la naturaleza humana que ha tomado [b], pero con todo y con eso está en ella y queda unida a ella personalmente. a. Jeremías 23:24; Hechos 7:49 Primero: Él es nuestro intercesor en el cielo delante del Padre [a]. Segundo: Que tenemos nuestra carne en el cielo para que por ello, como una garantía, estemos seguros, de que Él siendo nuestra cabeza, nos atraerá a sí mismo como miembros suyos [b]. Tercero: Que desde allí nos envía su Espíritu como prenda recíproca [c] por cuya virtud buscamos, no las cosas de la tierra sino las de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios [d]. a. 1 Juan 2:1; Romanos 8:34 Porque Cristo subió al cielo para mostrarse allí como Cabeza de su Iglesia [a], por quien el Padre gobierna todas las cosas [b]. a. Efesios 1:20; Colosenses 1:18 Primero: Para que el Espíritu Santo derrame en nosotros, sus miembros, los dones celestiales [a]. Y segundo: para protegernos y ampararnos de todos nuestros enemigos [b]. a. Hechos 2:33; Efesios 4:8 Que en todas las miserias y persecuciones, con plena confianza, espero del cielo, como Juez, a Aquél mismo que primeramente se puso delante del juicio de Dios por mí y alejó de mí toda maldición [a]; el cual echará a todos los enemigos suyos y míos en las penas eternas [b]; y a mí, con todos los elegidos, me conducirá al gozo del cielo y a la gloria eterna [c]. a. Filipenses 3:20; Lucas 21:28; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Tesalonicenses 4:16El Señor y Rey de toda Gloria (Día del Señor 17-19)
Día del Señor 17
45. ¿Qué nos aprovecha la resurrección de Cristo?
b. Romanos 6:4; Colosenses 3:1; Efesios 2:5, 6
c. 1 Corintios 15:20, 21
Día del Señor 18
46. ¿Qué entiendes por: subió a los cielos?
b. Hebreos 9:24; Hebreos 4:14; Romanos 8:34; Colosenses 3:1
c. Hechos 1:11; Mateo 24:3047. Luego, ¿no está Cristo con nosotros hasta el fin del mundo como lo ha prometido? [a]
b. Hebreos 8:4; Mateo 26:11; Juan 16:28; Juan 17:11; Hechos 3:21
c. Juan 4:18; Mateo 28:2048. Pero si la naturaleza humana no está en todas partes donde está la divina, ¿no se separan con esto las dos naturalezas en Cristo?
b. Colosenses 2:9; Juan 3:13; Juan 11:15; Mateo 28:649. ¿Qué beneficios nos da la ascensión de Cristo al cielo?
b. Juan 14:2; Juan 17:24; Juan 20:17; Efesios 2:6
c. Juan 14:16; Juan 16:7; Hechos 2:33; 2 Corintios 1:22; 2 Corintios 5:5
d. Colosenses 3:1
Día del Señor 19
50. ¿Por qué se añade: está sentado a la Diestra de Dios Padre Todopoderoso?
b. Mateo 28:18; Juan 5:2251. ¿De qué nos sirve esta gloria de Cristo, nuestra Cabeza?
b. Salmo 2:9; Salmo 110:1, 2; Juan 10:28; Efesios 4:852. ¿Qué consuelo te ofrece el regreso de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos?
b. Mateo 25:41; 2 Tesalonicenses 1:6
c. Mateo 25:34; 2 Tesalonicenses 1:7
Que con el Eterno Padre e Hijo es verdadero y eterno Dios [a]. Y que viene a morar en mí [b] para que, por la verdadera fe, me haga participante de Cristo y de todos sus beneficios [c], me consuele [d] y quede conmigo eternamente [e]. a. 1 Juan 5:7; Génesis 1:2; Isaías 48:16; 1 Corintios 3:16; 1 Corintios 6:19; Hechos 5:3, 4 Que el Hijo de Dios [a], desde el principio hasta el fin del mundo [b], de todo el género humano [c], congrega, guarda y protege para sí [d], por su Espíritu y su Palabra [e] en la unidad de la verdadera fe [f], una comunidad, elegida para la vida eterna [g]; de la cual yo soy un miembro vivo [h] y permaneceré para siempre [i]. a. Efesios 5:26; Juan 10:11; Hechos 20:28; Efesios 4:11-13 Primero, que todos los fieles en general y cada uno en particular, como miembros del Señor Jesucristo, tienen la comunión de Él y de todos sus bienes y dones [a]. Segundo, que cada uno debe sentirse obligado a emplear con amor y gozo los dones que ha recibido, utilizándolos en beneficio de los demás [b]. a. 1 Juan 1:3; Romanos 8:32; 1 Corintios 12:12, 13; 1 Corintios 6:17 Creo que Dios, por la satisfacción de Cristo, no quiere acordarse jamás de mis pecados, ni de mi naturaleza corrompida [a], con la cual debo luchar toda la vida [a], sino que gratuitamente me otorga la justicia de Cristo [b] para que yo nunca venga a condenación [c]. a. 1 Juan 2:2; 1 Juan 1:7; 2 Corintios 5:19 Que no sólo mi alma después de esta vida será llevada [a] en el mismo instante a Cristo, su Cabeza, sino que también esta mi carne, siendo resucitada por la potencia de Cristo, será de nuevo unida a mi alma y hecha conforme al glorioso cuerpo de Cristo [b]. a. Lucas 16:22; Lucas 23:43; Filipenses 1:21, 23 Que si ahora siento en mi corazón un principio de la vida eterna [a], después de esta vida gozaré de una cumplida y perfecta bienaventuranza que ningún ojo vio ni oído oyó, ni entendimiento humano comprendió, y esto para que por ella alabe a Dios para siempre [b]. a. 2 Corintios 5:2-3Gracia sobre Gracia (Día del Señor 20-22)
Día del Señor 20
53. ¿Qué crees del Espíritu Santo?
b. Gálatas 4:6; Mateo 28:19, 20; 2 Corintios 1:22; Efesios 1:13
c. Gálatas 3:14; 1 Pedro 1:2; 1 Corintios 6:17
d. Juan 15:26; Hechos 9:31
e. Juan 14:16; 1 Pedro 4:14
Día del Señor 21
54. ¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica?
b. Salmo 71:17, 18; Isaías 59:21; 1 Corintios 11:26
c. Génesis 26:4; Apocalipsis 5:9 d. Mateo 16:18; Juan 10:28-30; Salmo 129:1-5
e. Isaías 59:21; Romanos 1:16; Romanos 10:14-17; Efesios 5:26
f. Hechos 2:42; Efesios 4:3-5
g. Romanos 8:29; Efesios 1:10-13
h. 1 de Juan 3:14, 19, 20, 21; 2 Corintios 13:5; Romanos 8:10
i. Salmo 23:6; 1 Corintios 1:8, 9; Juan 10:28; 1 Juan 2:19; 1 Pedro 1:555. ¿Qué entiendes por la comunión de los santos?
b. 1 Corintios 12:21; 1 Corintios 13:1, 5; Filipenses 2:4-856. ¿Qué crees de la remisión de los pecados?
b. Romanos 7:23-25; Jeremías 31:34; Miqueas 7:19; Salmo 130:3, 10, 12
c. Juan 3:18; Juan 5:24
Día del Señor 22
57. ¿Qué consuelo te da la resurrección de la carne?
b. Job. 19:25, 26; 1 Juan 3:2; Filipenses 3:2158. ¿Qué consolación te ofrece el artículo de la vida eterna?
b. 1 Corintios 2:9
Que delante de Dios soy justo en Jesucristo, y heredero de la vida eterna [a]. a. Habacuc 2:4; Romanos 1:17; Juan 3:36 Por la sola verdadera fe en Jesucristo [a], de tal suerte que, aunque mi conciencia me acuse de haber pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado jamás ninguno de ellos [b], y estando siempre inclinado a todo mal [c], sin merecimiento alguno mío [d], sólo por su gracia [e], Dios me imputa y da [f] la perfecta satisfacción [g], justicia y santidad de Cristo [h] como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo mismo hubiera cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por mí [i], con tal que yo abrace estas gracias y beneficios con verdadera fe [j]. a. Romanos 3:21, 22, 24; Romanos 5:1, 2; Gálatas 2:16; Efesios 2:8, 9; Filipenses 3:9 No porque agrade a Dios por la dignidad de mi fe, sino porque sólo la satisfacción, justicia y santidad de Cristo son mi propia justicia delante de Dios [a], y que yo no puedo cumplir de otro modo que por la fe [b]. a. 1 Corintios 1:30; 1 Corintios 2:2 Porque es necesario que aquella justicia, que ha de aparecer delante del juicio de Dios, sea perfectamente cumplida y de todo punto conforme a la Ley Divina [a]; y nuestras buenas obras, aun las mejores en esta vida, son imperfectas y contaminadas de pecado [b]. a. Gálatas 3:10; Deuteronomio 27:26 Esta remuneración no se da por merecimiento, sino por gracia [a]. a. Lucas 17:10 No, porque es imposible que no produzcan frutos de gratitud los que por la fe verdadera han sido injertados en Cristo [a]. a. Mateo 7:18; Juan 15:5Justificados sólo en Cristo (Día del Señor 23-24)
Día del Señor 23
59. ¿Qué te aprovecha el creer todas estas cosas?
60. ¿Cómo eres justo ante Dios?
b. Romanos 3:19
c. Romanos 7:23
d. Tito 3:5; Deuteronomio 9:6; Ezequiel 36:22
e. Romanos 3:24; Efesios 2:8
f. Romanos 4:4; 2 Corintios 5:19
g. 1 Juan 2:2 h. 1 Juan 2:1
i. 2 Corintios 5:21
j. Romanos 3:22; Juan 3:1861. ¿Por qué afirmas ser justo sólo por la fe?
b. 1 Juan 5:10
Día del Señor 24
62. ¿Por qué no pueden justificarnos ante Dios las buenas obras, aunque sólo sea en parte?
b. Isaías 64:663. Luego, ¿cómo es posible que nuestras obras no merezcan nada, si Dios promete remunerarlas en la vida presente y en la venidera?
64. Pero esta doctrina, ¿no hace a los hombres negligentes e impíos?
Del Espíritu Santo [a] que la hace obrar por la predicación del Santo Evangelio, encendiendo nuestros corazones, y confirmándola por el uso de los sacramentos [b]. a. Efesios 2:8; Efesios 6:23; Juan 3:5; Filipenses 1:29 Son señales sagradas y visibles, y sellos instituidos por Dios, para sernos declarada mejor y sellada por ellos la promesa del Evangelio; a saber, que la remisión de los pecados y la vida eterna, por aquel único sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, se nos da de gracia no solamente a todos los creyentes en general, sino también a cada uno en particular [a]. a. Génesis 17:11; Romanos 4:11; Deuteronomio 30:6; Levítico 6:25; Hebreos 9:7, 8, 9, 24; Ezequiel 20:12; Isaías 6:6, 7; Isaías 54:9 Así es, porque el Espíritu Santo nos enseña por el Evangelio y confirma por los Sacramentos, que toda nuestra salvación está puesta en el único sacrificio de Cristo ofrecido por nosotros en la cruz. [a] a. Romanos 6:3; Gálatas 3:27 Dos: El Santo Bautismo y la Santa Cena. a. Mateo 28:19-20, 1 Corintios 11:23-26 Porque Cristo ha instituido [a] el lavamiento exterior del agua, añadiendo esta promesa [b]: que tan ciertamente soy lavado con su sangre y Espíritu de las inmundicias de mi alma, es a saber, de todos mis pecados [c], así como soy rociado y lavado exteriormente con el agua, con la cual se suelen limpiar las suciedades del cuerpo. a. Mateo 28:19 Es recibir de la gracia de Dios la remisión de los pecados, por la sangre de Cristo, que derramó por nosotros en su sacrificio en la Cruz [a]. Y también ser renovados y santificados por el Espíritu Santo para ser miembros de Cristo, a fin de que muramos al pecado y vivamos santa e irreprensiblemente [b]. a. Hebreos 12:24; 1 Pedro 1:2; Apocalipsis 1:5; Apocalipsis 7:14; Zacarías 13:1; Ezequiel 36:25 b. Juan 1:33; Juan 3:5; 1 Corintios 6:11; 1 Corintios 12:13; Romanos 6:4; Colosenses 2:12 En la institución del Bautismo, cuyas palabras son éstas: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, (Mateo 28:19). “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”, (Marcos 16:16). Esta misma promesa se repite cuando las Sagradas Escrituras llaman al bautismo lavamiento de la regeneración y ablución de pecados, Tito 3:5; Hechos 22:16. No [a]: porque sólo la sangre de Jesucristo y el Espíritu nos limpia y purifica de todo pecado [b]. a. Mateo 3:11; 1 Pedro 3:21; Efesios 5:26 Dios no habla así sin una razón justificada, pues Él, no sólo quiere enseñarnos que nuestros pecados se purifican por la sangre y Espíritu de Cristo, como las suciedades del cuerpo por el agua [a], si no más aún: certificarnos por este divino símbolo y prenda que verdaderamente somos limpiados por el lavamiento interior y espiritual de nuestros pecados, de la misma manera que somos lavados exteriormente por el agua visible [b]. a. Apocalipsis 1:5; Apocalipsis 7:14; 1 Corintios 6:11 b. Marcos 16:16; Gálatas 3:27 Naturalmente, porque están comprendidos, como los adultos, en el pacto, y pertenecen a la Iglesia de Dios [a]. Tanto a éstos como a los adultos se les promete por la sangre de Cristo, la remisión de los pecados [b] y el Espíritu Santo, obrador de la fe [c]; por esto, y como señal de este pacto, deben ser incorporados a la Iglesia de Dios y diferenciados de los hijos de los infieles [d], así como se hacía en el pacto del Antiguo Testamento por la circuncisión [e], cuyo sustituto es el Bautismo en el Nuevo Pacto [f]. a. Génesis 17:7 Porque Cristo me ha mandado, y también a todos los fieles, comer de este pan partido y beber de esta copa en memoria suya, añadiendo esta promesa [a]: Primero, que su cuerpo ha sido ofrecido y sacrificado por mí en la cruz, y su sangre derramada por mis pecados, tan cierto como que veo con mis ojos que el pan del Señor es partido para mí y que me es ofrecida la copa. Y segundo, que Él tan cierto alimenta mi alma para la vida eterna con su cuerpo crucificado y con su sangre derramada, como yo recibo con la boca corporal de la mano del ministro el pan y el vino, símbolos del cuerpo y de la sangre del Señor. a. Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24; Lucas 22:19,20; 1 de Corintios 10:16, 17; 1 de Corintios 11:23-25; 1 de Corintios 12:13 Significa, no sólo abrazar con firme confianza del alma toda la pasión y muerte de Cristo, y por este medio alcanzar la remisión de pecados y la vida eterna [a], sino unirse más y más a su santísimo cuerpo por el Espíritu Santo [b], el cual habita juntamente en Cristo y en nosotros de tal manera que, aunque Él esté en el cielo [c] y nosotros en la tierra, todavía somos carne de su carne y hueso de sus huesos [d], y que, de un mismo espíritu, (como todos los miembros del cuerpo por una sola alma) somos vivificados y gobernados para siempre [e]. a. Juan 6:35, 40, 47; Juan 6:48, 50, 51; Juan 6:53, 54 En la institución de la cena, cuyas palabras fueron [a]: “Nuestro Señor Jesucristo, la noche que fue entregado, tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11:23-26). Pablo repite esta promesa cuando dice: “La copa de bendición, que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo: pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Corintios 10: 16, 17). a. Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24; Lucas 22:9,20 De ninguna manera [a], pues como el agua del Bautismo no se convierte en la sangre de Cristo, ni es la misma ablución de los pecados, sino solamente una señal y sello de aquellas cosas que nos son selladas en el Bautismo [b], así el pan de la Cena del Señor no es el mismo cuerpo [c], aunque por la naturaleza y uso de los sacramentos [d] es llamado el cuerpo de Cristo. a. Mateo 26:29 Cristo no habla así sin una razón poderosa, y no solamente para enseñarnos que, así como el pan y el vino sustentan la vida corporal, su cuerpo crucificado y su sangre derramada son la verdadera comida y bebida, que alimentan nuestras almas para la vida eterna [a], más aún, para asegurarnos por estas señales y sellos visibles, que por obra del Espíritu Santo somos participantes de su cuerpo y sangre tan cierto como que tomamos estos sagrados símbolos en su memoria y por la boca del cuerpo [b]; y también que su pasión y obediencia son tan ciertamente nuestras, como si nosotros mismos en nuestras personas hubiéramos sufrido la pena y satisfecho a Dios por nuestros pecados. a. Juan 6:55 La Cena del Señor nos testifica que tenemos remisión perfecta de todos nuestros pecados por el único sacrificio de Cristo, que El mismo cumplió en la Cruz una sola vez [a]; y también que por el Espíritu Santo estamos incorporados en Cristo [b], el cual no está ahora en la tierra según su naturaleza humana, sino en los cielos a la diestra de Dios, su Padre [c], donde quiere ser adorado por nosotros [d]. La misa enseña que los vivos y los muertos no tienen la remisión de los pecados por la sola pasión de Cristo, a no ser que cada día Cristo sea ofrecido por ellos por mano de los sacerdotes; enseña también que Cristo está corporalmente en las especies de pan y de vino, y por tanto ha de ser adorado en ellas. Por lo tanto, el fundamento propio de la misa no es otra cosa que una negación del único sacrificio y pasión de Jesucristo y una idolatría maldita [e]. a. Hebreos 10:10, 12; Hebreos 7:26, 27; Hebreos 9:12, 25; Juan 19:30; Mateo 26:28; Lucas 22:19 Tan sólo aquellos que se duelan verdaderamente de haber ofendido a Dios con sus pecados, confiando en ser perdonados por el amor de Cristo y que las demás flaquezas quedarán cubiertas con su pasión y muerte. Y que también deseen fortalecer más y más su fe y mejorar su vida. Pero los hipócritas y los que no se arrepienten de verdad, comen y beben su condenación [a]. a. 1 Corintios 11:28; 1 Corintios 10:19-22 De ninguna manera, porque así se profana el pacto de Dios, y se provoca su ira sobre toda la congregación [a]. Por lo cual, la Iglesia debe, según la orden de Cristo y de sus apóstoles (usando de las llaves del reino de los cielos), excomulgar y privar a los tales de la Cena, hasta que se arrepientan y rectifiquen su vida. a. 1 Corintios 11:20, 34; Isaías 1:11; Isaías 66:3; Jeremías 7:21; Salmo 50:16 La predicación del Santo Evangelio y la disciplina eclesiástica: con las cuales se abre el cielo a los fieles, y se cierra a los infieles. Cuando (según el mandamiento de Cristo) públicamente es anunciado y testificado a todos los fieles en general y a cada uno en particular, que todos los pecados les son perdonados por Dios, por los méritos de Cristo, todas las veces que abrazaren con verdadera fe la promesa del Evangelio. Al contrario, a todos los infieles e hipócritas se les anuncia que la ira de Dios y la condenación eterna caerán sobre ellos mientras perseveraren en su maldad; según testimonio del Evangelio, Dios juzgará así en esta vida como en la otra [a]. a. Juan 20:21-23; Mateo 16:19 Cuando (según el mandamiento de Cristo) aquellos que bajo el nombre de cristianos se muestran en la doctrina o en la vida ajenos a Cristo, y después de haber sido fraternalmente amonestados en diversas ocasiones, no quieren apartarse de sus errores o maldades, son denunciados a la Iglesia o a los que han sido ordenados por ella. Y si aun no obedecen a la amonestación de éstos, por la prohibición de los sacramentos son expulsados de la congregación cristiana, y por el mismo Dios, del reino de Cristo; y otra vez recibidos, como miembros de Cristo y de su Iglesia cuando prometen enmienda y lo demuestran por sus obras [a]. a. Mateo 18:15-17; 1 Corintios 5:4, 5, 11; 2 Corintios 2:6-8.Unidos en comunión con Cristo (Día del Señor 25-31)
Día del Señor 25
65. Si sólo la fe nos hace participantes de Cristo y de todos sus beneficios, dime: ¿de dónde procede esta fe?
b. Mateo 28:19; 1 Pedro 1:22, 2366. ¿Qué son los Sacramentos?
67. Entonces la Palabra y los Sacramentos, ¿tienen como fin llevar nuestra fe al sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, como el único fundamento de nuestra salvación?
68. ¿Cuántos sacramentos ha instituido Cristo en el Nuevo Testamento?
Día del Señor 26
69. ¿Por qué el Santo Bautismo te asegura y recuerda que eres participante de aquel único sacrificio de Cristo, hecho en la Cruz?
b. Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 2:38; Juan 1:33; Mateo 3:11; Romanos 6:3, 4
c. 1 Pedro 3:21; Marcos 1:4; Lucas 3:370. ¿Qué es ser lavado con la Sangre y Espíritu de Cristo?
71. ¿Dónde prometió Cristo que Él nos quiere limpiar tan ciertamente por su sangre y Espíritu como somos lavados por el agua del bautismo?
Día del Señor 27
72. ¿Es el lavamiento la purificación misma de los pecados?
b. 1 Juan 1:7; 1 Corintios 6:1173. Entonces, ¿por qué llama el Espíritu Santo al bautismo el lavamiento de la regeneración y la purificación de los pecados?
74. ¿Se ha de bautizar también a los niños?
b. Mateo 19:14
c. Lucas 1:15; Salmo 22:10; Isaías 44:1-3; Hechos 2:39
d. Hechos 10:47
e. Génesis 17:14
f. Colosenses 2:11-13
Día del Señor 28
75. ¿Cómo te asegura y confirma la Santa Cena que eres hecho participante de aquel único sacrificio de Cristo, ofrecido en la cruz, y de todos sus bienes?
76. ¿Qué significa comer el cuerpo sacrificado de Cristo y beber su sangre derramada?
b. Juan 6:55, 56
c. Colosenses 3:1; Hechos 3:21; 1 Corintios 11:26
d. Efesios 5:29, 30; Efesios 3:16; 1 Corintios 6:15; 1 Juan 3:24; 1 Juan 4:13
e. Juan 6:57; Juan 15:1-6; Efesios 4:15, 1677. ¿Dónde prometió Cristo, que tan ciertamente dará a los creyentes en comida y en bebida su cuerpo y sangre, al comer de este pan roto y beber de este vaso?
Día del Señor 29
78. ¿El pan y el vino se convierten sustancialmente en el mismo cuerpo y sangre de Cristo?
b. Efesios 5:26; Tito 3:5
c. 1 Corintios 10:16; 1 Corintios 11:26
d. Génesis 17:10, 11; Éxodo 12:11, 13; Éxodo 13:9; 1 Pedro 3:21; 1 Corintios 10:3, 479. ¿Por qué llama Cristo al pan su cuerpo y a la copa su sangre, o el Nuevo Testamento en su sangre, y Pablo al pan y al vino la comunión del cuerpo y sangre de Cristo?
b. 1 Corintios. 10:16
Día del Señor 30
80. ¿Qué diferencia hay entre la Cena del Señor y la misa papal?
b. 1 Corintios 10:16, 17; 1 Corintios 6:17
c. Juan 20:17; Colosenses 3:1; Hebreos 1:3; Hebreos 8:1
d. Mateo 6:20, 21; Juan 4:21; Lucas 24:52; Hechos 7:55; Colosenses 3:1; Filipenses 3:20; 1 Tesalonicenses 1:10
e. Hebreos 9:26; Hebreos 10:12, 1481. ¿Quiénes son los que deben participar de la mesa del Señor?
82. ¿Deben admitirse también a esta Cena a los que por su confesión y vida se declaran infieles e impíos?
Día del Señor 31
83. ¿Qué son las llaves del Reino de los cielos?
84. ¿De qué manera se abre y se cierra el Reino de los cielos por la predicación del Evangelio?
85. ¿De qué manera se cierra y se abre el Reino de los cielos por la Disciplina Eclesiástica?
TERCERA PARTE: Porque después de que Cristo nos ha redimido con su sangre, nos renueva también con su Espíritu Santo a su imagen; a fin de que en toda nuestra vida nos mostremos agradecidos a Dios por tantos beneficios [a] y que Él sea glorificado por nosotros [b]. Además de esto para que cada uno de nosotros sea asegurado de su fe por los frutos [c]. Y finalmente para que, también por la piedad e integridad de nuestra vida, ganemos a nuestro prójimo para Cristo [d]. a. Romanos 6:13; Romanos 12:1, 2; 1 Pedro 2:5, 9; 1 de Corintios 6:20 De ninguna manera, porque, como lo testifican las Sagradas Escrituras, no heredarán el reino de Dios los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes [a]. a. 1 Corintios 6:9, 10; Efesios 5:5, 6; 1 Juan 3:14 De dos: la muerte del viejo hombre, y la vivificación del nuevo [a]. a. Romanos 6:1,4-6; Efesios 4:22-24; Colosenses 3:5, 6, 8-10; 1 Corintios 5:7; 2 Corintios 7:10 En que sintamos pesar, de todo corazón, de haber ofendido a Dios con nuestros pecados, aborreciéndolos y evitándolos [a]. a. Romanos 8:13; Joel 2:13; Óseas 6:1 Es alegrarse de todo corazón en Dios por Cristo [a], y desear vivir conforme a la voluntad de Dios, así como ejercitarse en toda buena obra [b]. a. Romanos 5:1; Romanos 14:17; Isaías 57:15 Únicamente aquellas que se realizan con fe verdadera [a] conforme a la Ley de Dios [b], y se aplican solamente a su gloria [c]; y no aquellas que están fundadas en nuestras buenas intenciones o sobre instituciones humanas [d]. a. Romanos 14:23 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: (Éxodo 20:1-17; Deuteronomio 5:6-21). Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. En dos tablas [a]: De las cuales la primera enseña lo que debemos hacer para con Dios; la segunda, lo que debemos hacer para con nuestro prójimo [b]. a. Deuteronomio 4:13; Éxodo 34:28; Deuteronomio 10:3, 4 Que yo, que deseo la salvación de mi alma, evite y huya de toda idolatría [a], hechicería, encantamiento, superstición [b], invocación de santos o de otras criaturas [c]; y que conozca rectamente al único verdadero Dios [d], en Él sólo confíe [e] con toda humildad [f] y paciencia, a Él sólo me someta [g], y de Él sólo espere todos los bienes [h]. Finalmente que de todo corazón le ame [i], tema [j] y reverencie [k]; de tal manera que esté dispuesto a renunciar a todas las criaturas antes que cometer la menor cosa contra su voluntad [l]. a. 1 Juan 5:21; 1 Corintios 6:10; 1 Corintios 10:7, 14 Es poner en el lugar que sólo corresponde al Dios verdadero que se ha revelado por su Palabra, o junto a Él, cualquier otra cosa en la cual se ponga confianza [a]. a. Efesios 5:5; 1 Crónicas 16:26; Filipenses 3:19; Gálatas 4:8; Efesios 2:12; 1 Juan 2:23; 2 Juan 9, Juan 5:23 Que no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figura [a], y sólo le rindamos culto como Él ha mandado en su Palabra [b]. a. Isaías 40:18, 19, 25; Deuteronomio 4:15, 16; Romanos 1:23; Hechos 17:20 Ni podemos, ni debemos representar a Dios de ninguna manera [a], y aun en el caso de que fuese lícito representar a las criaturas, Dios prohíbe hacer o poseer ninguna imagen destinada a ser adorada o empleada en su servicio [b]. a. Isaías 40:25 No, porque nosotros no debemos ser más sabios que Dios, que no quiere instruir a su pueblo por imágenes mudas [a], sino por la predicación viva de su Palabra [b]. a. Jeremías 10:8; Habacuc 2:18,19 Que dejemos de blasfemar [a] o profanar el nombre de Dios por medio de falsos juramentos [b] y maldiciones [c], y aun inútiles juramentos; que no nos hagamos partícipes de tan horrendos pecados al callar cuando los oigamos [d]. En una palabra: que no empleemos el santo nombre de Dios, mas que con temor y veneración [e], a fin de que Él sea rectamente confesado [f], invocado [g] y glorificado por nuestras palabras y hechos [h]. a. Levítico 24:15,16 Sí [a], porque no hay mayor pecado ni cosa que a Dios más ofenda que el profanar su nombre, por lo cual mandó que esta maldad fuese castigada con la muerte [b]. a. Proverbios 29:24; Levítico 5:1 Sí, cuando el magistrado o la necesidad así lo exijan para sostener y confirmar la fe y la verdad, para la gloria de Dios y el bien de nuestro prójimo. Pues tal manera de prestar juramento está fundada en la Palabra de Dios [a] y, en consecuencia, ha sido rectamente empleada por los santos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento [b]. a. Deuteronomio 6:13; Deuteronomio 10:20; Isaías 48:1; Hebreos 6:16 No. Porque el legítimo juramento es una invocación de Dios, por la cual se le pide, que Él, como el que sólo ve los corazones, sea testigo de la verdad, y castigue si el juramento es falso [a]; este honor le corresponde a Él [b]. a. 2 Corintios 1:23; Romanos 9:1 Primero, que el ministerio de la Palabra y la enseñanza sean mantenidos [a], y que yo frecuente asiduamente la iglesia, la congregación de Dios, sobre todo el día de reposo [b], para oír la Palabra de Dios [c], y participar de los santos sacramentos [d], para invocar públicamente al Señor [e], y para contribuir cristianamente a ayudar a los necesitados [f]. Además, que todos los días de mi vida cese de mal obrar, para que sea Dios mismo quien obre en mi corazón por su Espíritu y, de este modo, pueda empezar en esta vida el Sábado eterno [g]. a. Tito 1:5; 2 Timoteo 3:14; 1 Corintios 9:13,14; 2 Timoteo 2:2; 2 Timoteo 3:15Amando a nuestro Dios (Día del Señor 32-38)
DE LA GRATITUD QUE DEBEMOS A DIOS POR LA SALVACIÓN
Día del Señor 32
86. Si somos librados por Cristo de todos nuestros pecados y miserias sin merecimiento alguno de nuestra parte, sino sólo por la misericordia de Dios, ¿por qué hemos de hacer buenas obras?
b. Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12
c. 2 Pedro 1:10; Mateo 7:17; Gálatas 5:6, 22
d. 1 Pedro 3:1, 2; Romanos 14:1987. Luego, ¿no pueden salvarse aquellos que siendo desagradecidos y perseverando en sus pecados no se conviertan a Dios de su maldad?
Día del Señor 33
88. ¿De cuántas partes se compone el verdadero arrepentimiento y conversión al Señor?
89. ¿En qué consiste la muerte del viejo hombre?
90. ¿Qué es la vivificación del nuevo hombre?
b. Romanos 6:10; Gálatas 2:2091. ¿Qué son las buenas obras?
b. Levítico 18:4; 1 Samuel 15:22; Efesios 2:10
c. 1 Corintios 10:31
d. Ezequiel 20:18, 19; Isaías 29:13; Mateo 15:7-9
DE LA LEY
Día del Señor 34
92. ¿Cuál es la Ley de Dios?
Primer mandamiento: No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Segundo mandamiento: No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen; y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Tercer mandamiento: No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
Cuarto mandamiento: Acuérdate del día de reposo para santificarlo; seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que están dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Quinto mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
Sexto mandamiento: No matarás.
Séptimo mandamiento: No cometerás adulterio.
Octavo mandamiento: No hurtarás.
Noveno mandamiento: No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
Décimo mandamiento: No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciaras la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.93. ¿Cómo se dividen estos diez mandamientos?
b. Mateo 22:37-4094. ¿Qué manda Dios en el primer mandamiento? (No tendrás dioses ajenos delante de mí)
b. Levítico 10:31; Deuteronomio 18:9, 10
c. Mateo 4:10; Apocalipsis 19:10; Apocalipsis 22:8, 9
d. Juan 17:3
c. Jeremías 17:5, 7
f. 1 Pedro 5:5
g. Hebreos 10:36; Colosenses 1:11; Romanos 5:3, 4; 1 Corintios 10:10; Filipenses 2:14
h. Salmo 104:27; Isaías 45:7; Santiago 1:17
i. Deuteronomio 6:5; Mateo 22:37
j. Deuteronomio 6:2; Salmo 111:10; Proverbios 1:7; Proverbios 9:10; Mateo 10:28
k. Mateo 4:10; Deuteronomio 10:20
I. Mateo 5:29; Mateo 10:37; Hechos 5:2995. ¿Qué es la idolatría?
Día del Señor 35
96. ¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento? (No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen; y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos)
b. 1 Samuel 15:23; Deuteronomio 12:30; Mateo 15:997. ¿No es lícito hacer ninguna imagen?
b. Éxodo 34:17; Éxodo 23:24; Éxodo 34:13; Núm. 33:5298. ¿No se podrían tolerar las imágenes en las iglesias, como si fuesen libros para enseñar a los ignorantes?
b. Romanos 10:14, 15,17; 2 Pedro 1:19; 2 Timoteo 3:16,17
Día del Señor 36
99. ¿Qué nos enseña el tercer mandamiento? (No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano)
b. Levítico 19:12
c. Mateo 5:37; Santiago 5:12
d. Levítico 5:1; Proverbio 29:34
e. Jeremías 4:2; Isaías 45:23
f. Mateo 10:32; Romanos 10:9,10
g. Salmo 50:15; 1 Timoteo 2:8
h. Colosenses 3:17; Romanos 2:24; 1 Timoteo 6:1100. ¿Es tan grave pecado el profanar el nombre de Dios por medio de juramentos y blasfemias, que Dios también se enoja contra aquellos que no se opusieron y no lo prohibieron con todas sus fuerzas?
b. Levítico 24:16
Día del Señor 37
101. ¿Se puede jurar santamente en el nombre de Dios?
b. Génesis 21:24; Génesis 31:53; Josué 9:15; 1 Samuel 24:23; 2 Samuel 3:35; 1 Reyes 1:29; Romanos 1:9; Romanos 9:1; 2 Corintios 1:23102. ¿Es lícito jurar por los santos u otras criaturas?
b. Mateo 5:34-36; Santiago 5:12
Día del Señor 38
103. ¿Qué ordena Dios en el cuarto mandamiento? (Acuérdate del día de reposo para santificarlo; seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que están dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó)
b. Salmo 40:9,10; Salmo 68:26; Hechos 2:42
c. 1 Timoteo 4:13; 1 Corintios 14:29
d. 1 Corintios 11:33
c. 1 Timoteo 2:1; 1 Corintios 14:16
f. 1 Corintios 16:2
g. Isaías 66:23
Que muestre a mi padre y a mi madre y a todos mis superiores, honor, amor y fidelidad, que me someta obedientemente a sus buenas enseñanzas y castigos [a], soportando también pacientemente sus flaquezas [b], pues Dios quiere regirnos por medio de ellos [c]. a. Efesios 6:1, 2,5; Colosenses 3:18, 20,22; Efesios 5:22; Proverbios 1:8; Proverbios 4:1; Proverbios 15:20; Proverbios 20:20; Éxodo 21:17; Romanos 13:1 Que ni por mis pensamientos, palabras, actitud y aún menos por mis actos, por mí mismo o por medio de otro, llegue a injuriar, odiar, ofender o matar a mi prójimo [a], por el contrario, que renuncie a todo deseo de venganza [b]; que no me haga mal a mí mismo o me exponga temerariamente al peligro [c]. Para impedir esto, el magistrado posee la espada [d]. a. Mateo 5:21,22; Proverbios 12:18; Mateo 26:52; Génesis 9:6 Al prohibir la muerte Dios nos enseña que Él detesta todo lo que de ello se origina, como la envidia [a], el odio [b], la ira [c] y el deseo de venganza, considerando todo esto como verdadero homicidio [d]. a. Proverbios 14:30; Romanos 1:29 No; pues Dios, condenando la envidia, el odio y la ira, quiere que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos [a], usando para con él toda benignidad, mansedumbre, paciencia y misericordia [b], impidiendo, hasta donde nos sea posible, el mal que le podría sobrevenir [c], haciendo bien incluso a nuestros enemigos [d]. a. Mateo 22:39; Mateo 7:12; Romanos 12:10 Que Dios maldice toda deshonestidad [a], y en consecuencia nosotros debemos también aborrecerla de todo corazón [b] y vivir casta y sobriamente [c], sea en el santo estado de matrimonio, o en otro estado [d]. a. Levítico 18:28 Como nuestro cuerpo y alma son templo del Espíritu Santo, Dios quiere que conservemos ambos puros y santos. Para ello prohíbe toda impureza en nuestras acciones, nuestros gestos, nuestras palabras [a], nuestros pensamientos y deseos [b], y todo lo que incita al hombre a ello [c]. a. Efesios 5:3,4; 1 Corintios 6:18,19 Dios prohíbe no solamente el robo [a] y la rapiña [b] que castiga la autoridad, sino que llama también robo a todos los medios malos y engaños con los cuales tratamos de apoderarnos del bien de nuestro prójimo [c], ya sea por la fuerza por una apariencia de derecho, como son: el peso falso, la mala mercadería [d], la moneda falsa, la usura [e], o por cualquier otro medio prohibido por Dios. También prohíbe toda avaricia [f] y todo uso inútil de sus dones [g]. a. 1 Corintios 6:10 Buscar en la medida de mis fuerzas, aquello que sea útil a mi prójimo, de hacer con él lo que yo quisiera que él hiciese conmigo [a], y trabajar fielmente a fin de poder asistir a los necesitados en su pobreza [b]. a. Mateo 7:12 Que no levante falsos testimonios contra nadie [a], que no interprete mal las palabras de los demás [b], que no sea ni detractor ni calumniador [c]. Que no ayude a condenar a nadie temerariamente y sin haberle escuchado [d]; que huya de toda clase de mentira y engaño como obras propias del diablo [e], si no quiero provocar contra mí la gravísima ira de Dios [f]. Que en los juicios como en cualquier otra ocasión, ame la verdad, la anuncie y la confiese sinceramente [g]. Y por último que procure con todas mis fuerzas defender la honra y reputación de mi prójimo [h]. a. Proverbios 19:5,9; Proverbios 21:28 Que ni por deseo o pensamiento nuestros corazones se rebelen jamás contra alguno de los mandamientos de Dios, sino que en todo tiempo aborrezcamos el pecado de todo corazón y nos deleitemos en toda a. Romanos 7:7 No, porque incluso los más santos, en tanto estén en esta vida, no cumplen más que un pequeño principio de esta obediencia [a]. Sin embargo, empiezan a vivir firmemente no sólo según algunos, sino todos los mandamientos de Dios [b]. a. Juan 1:8: Romanos 7:4,15; Eclesiastés 7:20; 1 Corintios 13:9 Primeramente, para que durante toda nuestra vida conozcamos más y más, cuán grande es la inclinación de nuestra naturaleza a pecar [a], y así busquemos con más fervor la remisión de nuestros pecados y la justicia de Cristo [b]. Después, que nos apliquemos sin descanso a suplicar a Dios la gracia de su Espíritu Santo, para que cada día seamos más renovados a su imagen, hasta que, después de esta vida, alcancemos la perfección que nos es propuesta [c]. a. Romanos 3:20; 1 Juan 1:9; Salmo 32:5Amando a nuestro prójimo (Día del Señor 39-44)
Día del Señor 39
104. ¿Qué manda Dios en el quinto mandamiento? (Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da)
b. Proverbios 23:22; Génesis 9:24; 1 Pedro 2:18
c. Efesios 6:4,9; Colosenses 3:20; Romanos 13:2,3; Mateo 22:21
Día del Señor 40
105. ¿Qué exige Dios en el sexto mandamiento? (No matarás)
b. Efesios 4:26; Romanos 12:19; Mateo 18:35; Mateo 5:25
c. Romanos 13:14; Colosenses 2:23; Mateo 4:7
d. Génesis 9:6; Éxodo 21:14; Mateo 26:52; Romanos 13:14106. ¿Este mandamiento sólo prohíbe matar?
b. 1 Juan 2:11
c. Santiago 1:20; Gálatas 5:19-21
d. 1 de Juan 3:15107. ¿Es suficiente, como hemos dicho, el no matar a nuestro prójimo?
b. Efesios 4:2; Gálatas 6:1,2; Mateo 5:5; Romanos 12:18; Lucas 6:36; Mateo 5:7; 1 Pedro 3:8; Colosenses 3:12
c. Éxodo 23:5
d. Mateo 5:44,45; Romanos 12:20
Día del Señor 41
108. ¿Qué enseña el séptimo mandamiento? (No cometerás adulterio)
b. Judas 23
c. 1 Tesalonicenses 4:3-5
d. Hebreos 13:4; 1 Corintios 7:7109. En este mandamiento, ¿prohíbe sólo Dios el adulterio y pecados semejantes?
b. Mateo 5:27,28
c. Efesios 5:18; 1 Corintios 15:33
Día del Señor 42
110. ¿Qué prohíbe Dios en el octavo mandamiento? (No hurtarás)
b. 1 Corintios 5:10; Isaías 33:1
c. Lucas 3:14; 1 Tesalonicenses 4:6
d. Proverbios 11:1; Proverbios 16:11; Ezequiel 45:9,10; Deuteronomio 25:13
c. Salmo 15:5; Lucas 6:35
f. 1 Corintios 6:10
g. Proverbios 23:20,21; Proverbios 21:20111. ¿Qué te ordena Dios en este mandamiento?
b. Efes. 4:28
Día del Señor 43
112. ¿Qué se pide en el noveno mandamiento? (No hablarás contra tu prójimo falso testimonio)
b. Salmo 15:3; Salmo 50:19,20
c. Romanos 1:30
d. Mateo 7:1; Lucas 6:37
e. Juan 8:44
f. Proverbios 12:22; Proverbios 13:5
g. 1 Corintios 13:6; Efesios 4:25
h. 1 Pedro 4:8
Día del Señor 44
113. ¿Qué ordena el décimo mandamiento? (No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciaras la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo)
justicia [a].114. ¿Pueden guardar perfectamente estos mandamientos los que son convertidos a Dios?
b. Romanos 7:22: Salmo 1:2115. Entonces, ¿por qué quiere Dios que se nos predique tan rigurosamente los diez mandamientos, si no hay nadie que pueda observarlos perfectamente en esta vida?
b. Mateo 5:6; Romanos 7:24,25
c. 1 Corintios 9:24; Filipenses 3:12-14
Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de nosotros [a], y porque Él quiere dar su gracia y su Espíritu Santo sólo a aquellos que se lo piden con oraciones ardientes y continuas, dándole gracias [b]. a. Salmo 50:14 Primero, que pidamos de todo corazón [a], al sólo y verdadero Dios, el cual se ha manifestado en su Palabra [b], todas las cosas que Él desea que le pidamos [c]. Segundo, que reconociendo sinceramente toda nuestra pobreza y miseria [d], nos humillemos delante de su majestad [e]. Y por último que apoyándonos sobre este firme fundamento [f], sepamos que, pese a nuestra indignidad, Él escuchará nuestra oración por amor del Señor Jesucristo [g], como nos lo ha prometido en su Palabra [h]. a. Juan 4:24; Salmo 145:18 Todo lo que es necesario para el alma y para el cuerpo [a], lo cual, nuestro Señor Jesucristo, ha incluido en la oración que Él mismo nos ha enseñado. a. Santiago 1:17; Mateo 6:33 ”Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.Danos hoy nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” a. Mateo 6:9-13; Lucas 11:2, 3,4 Para despertar en nosotros, desde el principio de nuestra oración, el respeto filial y la confianza en Dios que deben ser el fundamento de nuestra oración. Es a saber, que Dios ha venido a ser nuestro Padre por Jesucristo, y nos concede con mayor seguridad las cosas que le pedimos con fe, que nuestros padres nos otorgan las cosas de este mundo [a]. a. Mateo 7:9-11; Lucas 11:11-13 A fin de que no tengamos ninguna idea terrestre de la majestad celestial de Dios [a], y esperemos de su omnipotencia lo que necesitamos para nuestro cuerpo y nuestra alma [b]. a. Jeremías 23:23,24; Hechos 17:24, 25,27 “Santificado sea tu nombre”, es decir: concédenos ante todo que te conozcamos rectamente [a], y que santifiquemos y celebremos tu omnipotencia, sabiduría, bondad, justicia, misericordia y verdad, que se manifiesta en todas tus obras [b]. Concédenos también, que toda nuestra vida, en pensamiento, palabra y obra, sea siempre dirigida a este fin: que tu santísimo nombre no sea por nosotros blasfemado ni menospreciado, sino honrado y glorificado [c]. a. Juan 17:3; Jeremías 9:24; Jeremías 31:33,34; Mateo 16:17; Santiago 1:5; Salmo 119:105 “Venga tu reino,” es decir: reina de tal modo sobre nosotros por tu Palabra y Espíritu, que nos sometamos cada vez más y más a Ti [a]. Conserva y aumenta tu iglesia [b]. Destruye las obras del diablo y todo poder que se levante contra Ti, lo mismo que todos los consejos que se toman contra tu Palabra [c], hasta que la plenitud de tu reino venga [d], cuando Tú serás todo en todos [e]. a. Salmo 143:10; Salmo 119:5; Mateo 6:33 “Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” Es decir, haz que nosotros y todos los hombres, renunciemos a nuestra propia voluntad [a], y con toda humildad obedezcamos la tuya que es la única buena [b], para que cada uno de nosotros cumpla su deber y vocación, tan fiel y gozosamente [c] como lo hacen los ángeles en el cielo [d]. a. Mateo 16:24; Tito 2:11,12 “Danos hoy nuestro pan cotidiano”, es decir, dígnate proveernos de todo lo que es necesario para el cuerpo [a], a fin de que, por ello reconozcamos que Tú eres la única fuente de todo bien [b], y que, ni nuestras necesidades, ni trabajo, ni incluso los bienes que Tú nos concedes, no nos aprovechan antes nos dañan sin tu bendición [c]. Por tanto, concédenos que apartemos nuestra confianza de todas las criaturas para ponerla sólo en Ti [d]. a. Salmo 145:15; Salmo 104:27; Mateo 6:26 “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”; es decir: por la preciosa sangre de Jesucristo, dígnate no imputarnos, a nosotros pobres pecadores, nuestros pecados ni la maldad que está arraigada en nosotros [a], así como nosotros sentimos, por este testimonio de tu gracia, el firme propósito de perdonar de todo corazón a nuestro prójimo [b]. a. Salmo 51:1; Salmo 143:2; 1 Juan 2:1; Romanos 8:1 “No nos me metas en tentación, mas líbranos del mal”; es decir, dado que nosotros somos tan débiles que por nosotros mismos no podríamos subsistir un sólo instante [a], y dado que, nuestros enemigos mortales como son: Satanás [b], el mundo [c] y nuestra propia carne [d], nos hacen continua guerra; dígnate sostenernos y fortificarnos por la potencia de tu Espíritu Santo, para que podamos resistirles valerosamente, y no sucumbamos en este combate espiritual [e], hasta que logremos finalmente la victoria [f]. a. Juan 15:5; Salmo 103:14 “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos”. Esto es: Te pedimos todo esto, porque siendo nuestro Rey Todopoderoso, Tú puedes y quieres concedernos toda clase de bien [a], y esto para que, no a nosotros, sino a tu santo nombre sea toda gloria [b] por todos los siglos. a. Romanos 10:12; 2 Pedro 2:9 Amén quiere decir: esto es verdadero y cierto. Porque mi oración es más ciertamente escuchada por Dios, que lo que yo siento en mi corazón, que he deseado de Él [a]. a. 2 Corintios 1:20; 2 Timoteo 2:13Nuestro culto racional (Día del Señor 45-52)
DE LA ORACIÓN
Día del Señor 45
116. ¿Por qué es necesaria la oración a los cristianos?
b. Mateo 7:7; Lucas 11:9,13; 1 Tesalonicenses 5:17117. ¿Qué es necesario en la oración para que ésta agrade a Dios y sea oída por Él?
b. Apocalipsis 19:10; Juan 4:22-24
c. Romanos 8:26; 1 Juan 5:14; Santiago 1:5
d. 2 Crónicas 20:12
e. Salmo 2:11; Salmo 34:18; Isaías 66:2
f. Romanos 10:14; Santiago 1:6
g. Juan 14:13; Juan 16:23; Daniel 9:18
h. Mateo 7:8; Salmo 27:8118. ¿Qué nos ha mandado Dios que le pidamos?
119. ¿Qué dice esta oración? [a]
Día del Señor 46
120. ¿Por qué nos pide nuestro Señor Jesucristo que nos dirijamos a Dios diciendo: “Padre nuestro”?
121. ¿Por qué se añade: “Que estás en los cielos”?
b. Romanos 10:12
Día del Señor 47
122. ¿Cuál es la primera súplica?
b. Salmo 119:137; Lucas 1:46, 47, 68,69; Romanos 11:33
c. Salmo 71:8; Salmo 115:1.
Día del Señor 48
123. ¿Cuál es la segunda súplica?
b. Salmo 51:18; Salmo 122:6
c. 1 de Juan 3:8; Romanos 16:20
d. Apocalipsis 22:20; Romanos 8:22,23
e. 1 Corintios 15:28
Día del Señor 49
124. ¿Cuál es la tercera súplica?
b. Lucas 22:42; Efesios 5:10; Romanos 12:2
c. 1 Corintios 7:24
d. Salmo 103:20,21
Día del Señor 50
125. ¿Cuál es la cuarta súplica?
b. Santiago 1:17; Hechos 14:17; Hechos 17:27
c. 1 de Corintios 15:58; Deuteronomio 8:13; Salmo 37:16; Salmo 127:1,2
d. Salmo 55:22; Salmo 62:10; Salmo 146:3; Jeremías 17:5,7
Día del Señor 51
126. ¿Cuál es la quinta súplica?
b. Mateo 6:14
Día del Señor 52
127. ¿Cuál es la sexta súplica?
b. 1 Pedro 5:8; Efesios 6:12
c. Juan 15:19
d. Romanos 7:23; Gálatas 5:17
e. Mateo 26:41; Marcos 13:33
f. 1 Tesalonicenses 3:13; 1 Tesalonicenses 5:23128. ¿Cómo concluyes esta oración?
b. Juan 14:13; Jeremías 33:8, 9; Salmo 115:1129. ¿Qué significa la palabra: Amén?