Introducción a los Formularios de las Iglesias Reformadas
La mayoría de estos formularios fueron compuestos durante la Reforma del siglo XVI y editados por primera vez en una edición de 1566 del salterio holandés por Petrus Dathenus (1531-1588), un ministro principal de las iglesias Reformadas en los Países bajos.
En la composición de estos formularios Dathenus fue fuertemente influenciado por las liturgias existentes de Ginebra donde ministraba Juan Calvino, Theodore Beza, Peter Marot, y Louis Bourgeois, el compositor.
De este modo, Dathenus fue el responsable de incorporar hermosos credos (que incluso pueden usarse para catequizar a los jóvenes) en nuestra herencia confesional de las iglesias Reformadas.
Gran parte de estos formularios fueron aceptados por las iglesias Reformadas en el Convento de Wesel en 1568, por el Sínodo de Haya en 1586 y por el Sínodo de Dort 1618-19.
Formulario sobre la Administración del Bautismo
Las partes principales de la doctrina del santo bautismo son las siguientes:
Primero: Que nosotros como nuestros hijos, hemos nacido y sido concebidos en pecado, y por tanto, somos hijos de ira de manera que no podemos entrar en el reino de Dios a no ser que nazcamos de nuevo. Esto se nos enseña por medio de la inmersión en, y la aspersión con, el agua en el bautismo, con lo cual se simboliza la impureza de nuestras almas para que, llevados a desagradarnos a nosotros mismos, nos humillemos ante Dios y busquemos nuestra purificación y salvación fuera de nosotros mismos.
Segundo: El Santo Bautismo nos testifica y sella el lavamiento de los pecados por Jesucristo. Por eso somos bautizados en el Nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; ya que al ser bautizados en el Nombre del Padre; Dios el Padre nos sella y testifica que establece con nosotros un pacto eterno de gracia; que nos adopta como hijos y herederos; por lo cual nos proveerá de todo bien, guardarnos de todo mal o usarlo para nuestro bien. Al ser bautizados en el Nombre del Hijo, Dios el Hijo asegura que nos limpia en su sangre de todos nuestros pecados, incorporándonos a la comunión de su muerte y resurrección de manera que, liberados de nuestros pecados, somos justificados ante Dios. Asimismo al ser bautizados en el Nombre del Espíritu Santo, Dios el Espíritu Santo nos asegura por medio de este sacramento, que Él quiere morar en nosotros y santificarnos como miembros de Cristo, otorgándonos lo que en Cristo tenemos, es decir: el lavamiento de nuestros pecados y la renovación continua de nuestra vida, a fin de que un día aparezcamos sin mancha entre la congregación de los elegidos en la vida eterna.
Tercero: Por cuanto en todo pacto existen dos partes, Dios por el Santo Bautismo nos exhorta y demanda, a una nueva obediencia de vida, es decir: que nos adhiramos a este único Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, confiando en Él en todo momento; amándole de todo corazón con toda nuestra alma con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas; que abandonemos al mundo, crucifiquemos nuestra vieja naturaleza y caminemos en una vida nueva y santa ante Él.
Y si a veces y debido a nuestra flaqueza caemos en pecado, no debemos por ello desesperanzarnos de la misericordia de Dios ni permanecer en el pecado, por cuanto el Bautismo es un sello y testimonio indudable de que tenemos un pacto eterno con Dios.
I. A los hijos de los Creyentes
Y aunque nuestros hijos pequeños no entienden todas estas cosas, no podemos por lo tanto excluirlos del bautismo, porque como ellos son partícipes de la condenación en Adán sin su conocimiento, también ellos son recibidos de nuevo en gracia en Cristo Señor de ellos; Como Dios le dijo a Abraham padre de todos los creyentes, y de ese modo a nosotros y a nuestros hijos diciendo; “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.” (Génesis 17:7). Como también el Apóstol Pedro cuando testifica con estas palabras; “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 2:39). Por lo tanto, Dios les mandó que éstos fuesen circuncidados lo cual era un sello del pacto y de la justicia de la fe hacia ellos (Romanos 4:11), como del mismo modo Cristo los abrazó y los bendijo imponiendo así Sus manos (Marcos 10:13-16).
Así y desde entonces, el bautismo ha venido a ocupar el lugar de la circuncisión y por consiguiente los infantes deben ser bautizados como herederos del reino de Dios y de Su pacto, como también los padres están obligados por este símbolo a seguir instruyendo a sus hijos desde ahora hasta cuando ellos lleguen a sus años de discreción adulta.
Por lo tanto, para que esta santa ordenanza de Dios sea administrada para Su gloria como también para nuestra consolación y la edificación de Su Iglesia, invoquemos Su Santo Nombre.
Oración
Oh Todopoderoso y eterno Dios, Tú que según tu severo castigo castigaste al mundo incrédulo y no arrepentido con el diluvio, y has hecho conforme a tu gran misericordia el salvar y proteger al creyente Noé y a su familia; Tú, que has ahogado al obstinado Faraón y su ejército en el Mar Rojo, y has conducido a tu pueblo Israel por medio del mar sobre tierra seca por la cual se ha significado el bautismo (1 Corintios 10), te rogamos que te complazcas, Misericordia infinita, con gracia mirar a estos niños, e incorporarlos por tu Espíritu Santo en tu Hijo Jesucristo, para que sean sepultados con Él en su muerte y sean resucitados con Él en vida nueva; Para que le sigan diariamente, llevando así alegremente su cruz y se adhieran a Él en verdadera fe, en firme esperanza y amor ardiente; Para que, con un cómodo sentimiento de tu favor, abandonen esta vida, que no es más que una muerte continua, y que al último día pueda aparecer sin temor ante el tribunal de Cristo tu Hijo, por Jesucristo nuestro Señor, que Contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, vive y reina para siempre. Amén.
Una exhortación a los padres
Amados en el Señor Jesucristo, habéis oído que el bautismo es una ordenanza de Dios para sellar tanto a nosotros como a nuestra descendencia Su pacto; por lo tanto debe ser usado para ese fin y no según nuestras costumbres o supersticiones. Para que esto sea manifiesto de modo que ustedes estén conscientes de ello, deben responder sinceramente a las siguientes preguntas:
Primero: Reconocen que aunque nuestros hijos son concebidos y nacidos en pecado y por consiguiente están sujetos a todas las miserias e incluso a la condenación misma del pecado, sin embargo, que ellos son santificados [“hijos míos” Ezequiel 16:21. “son santos” 1 Corintios 7:14.] en Cristo y por lo tanto, como miembros de su Iglesia ¿Deben ser bautizados?
Responder. Sí, creemos.
En segundo lugar: Reconocen la doctrina que está contenida en el Antiguo y Nuevo Testamento y en los artículos de la fe Cristiana, los cuales se enseñan aquí en esta Iglesia Cristiana, ¿Ser la verdadera y completa doctrina de salvación?
Responder. Sí, creemos.
En tercer lugar: Prometen y desean ver a estos niños, hasta que lleguen a los años de discreción adulta, ¿en la doctrina antes mencionada instruyéndolos y educándolos al máximo de su facultad como padres o testigos que son?
Responder. Sí, creemos.
Entonces: N______ “Yo te bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Amén.
Agradecimiento
Dios Todopoderoso y Padre misericordioso, te damos gracias y te alabamos por habernos perdonado a nosotros y nuestros hijos, todos nuestros pecados por la sangre de tu amado Hijo Jesucristo, y que por tu gracia nos has recibido por tu Santo Espíritu como miembros de tu Hijo unigénito, y nos has adoptado para ser tus hijos, sellando y confirmado eso mismo a nosotros por el santo bautismo; Te rogamos, por el mismo Hijo amado, que siempre te plazca gobernar a estos Tus niños bautizados por tu Santo Espíritu, para que sean educados piadosa y religiosamente en la verdad, creciendo en el Señor Jesucristo, para que reconozcan tu bondad paternal y misericordia, que nos has mostrado a nosotros y a ellos, para que vivamos en toda justicia, bajo nuestro único Maestro, Rey y Sumo Sacerdote, Jesucristo; y que podamos luchar contra el pecado, el diablo y contra todo su dominio, con el fin de que eternamente podamos alabarte y magnificarte, a tu Hijo Jesucristo, junto con el Espíritu Santo, el único Dios verdadero. Amén.
II. A las personas adultas
Y aunque los niños de creyentes aun siendo incapaces de comprender estas cosas, deben ser bautizados en virtud del pacto, no se nos permite sin embargo, bautizar adultos a menos que confiesen primero su pecado y su arrepentimiento y fe en Cristo. Por esta razón Juan el Bautista, de acuerdo con el mandamiento de Dios predicó “el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”, y bautizó a los que se confesaban pecadores (Marcos 1:4-5 y Lucas 1); como también nuestro Señor Jesucristo envió a sus apóstoles a hacer “discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), añadiendo la promesa: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). En conformidad con este mandato los apóstoles como evidencia en el libro de los Hechos, no bautizaron a adultos sin antes éstos confesaban su arrepentimiento y fe. Por este motivo tampoco ahora se nos permite bautizar a ningún adulto a no ser que haya aprendido y comprendido por la predicación del Evangelio el significado del Santo Bautismo y pueda dar razón de su fe.
A fin de que podamos administrar esta santa ordenanza para la gloria de Dios, consuelo nuestro y edificación de la Iglesia, invoquemos Su santo Nombre;
Oh todopoderoso, eterno Dios, que según tu severo juicio castigaste al mundo incrédulo e impenitente con el diluvio, salvando y guardando al piadoso Noé y a los suyos por tu gran misericordia; y que sepultaste al endurecido Faraón y todo su ejército bajo el mar Bermejo, y llevaste a tu pueblo en seco por el mismo –lo que prefiguraba el Bautismo–; te rogamos, por tu infinita misericordia, que mires en tu gracia a este hermano, y lo incorpores a Cristo Jesús, para que, sepultado en Su muerte por el Bautismo, resucite también con Él a nueva vida; a fin de que, siguiéndole diariamente, pueda llevar su cruz con gozo, adherirse a Él con verdadera fe, firme esperanza y ardiente caridad; y, consolado con tu amor, pueda al fin abandonar esta vida –que no es sino una muerte continua- y comparecer confiadamente ante el tribunal de Cristo, tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, vive y gobierna eternamente. Amén.
Exhortación a quien va a ser bautizado
N______ puesto que deseas recibir el Santo Bautismo como sello de tu incorporación a la Iglesia de Dios, y a fin de que se manifieste, no sólo que aceptas la religión Cristiana en la cual has sido instruido y de la que has hecho profesión ante nosotros, sino también que deseas encauzar tu vida consecuentemente a Cristo, contesta con sinceridad ante Dios y Su Iglesia a las siguientes preguntas:
Primero; ¿Crees en el único y verdadero Dios, Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, quien de la nada hizo el cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay; y los sostiene y gobierna de modo que nada ocurre en el cielo ni en la tierra sin el consentimiento de Su voluntad?
Respuesta: Sí, creo.
Segundo; ¿Crees que fuiste concebido y naciste en pecado y por lo tanto hijo de ira completamente incapaz por naturaleza de hacer bien, antes por el contrario inclinado a todo mal; y que de pensamiento, palabra y obra has transgredido con frecuencia los mandamientos del Señor y que te arrepientes de tus pecados?
Respuesta: Sí, creo.
Tercero; ¿Crees que Cristo Jesús, verdadero y eterno Dios y verdadero hombre, quien asumió una naturaleza humana en el seno de la bendita virgen María te es dado por Dios como Salvador; que por la fe recibes la remisión de pecados en su sangre y que por el poder del Espíritu Santo has sido hecho miembro de Jesucristo y de su Iglesia?
Respuesta: Sí, creo.
Cuarto; ¿Asientes a todos los artículos de la fe Cristiana como son enseñados conforme a la Palabra de Dios por esta iglesia, y te propones perseverar fielmente en esa doctrina hasta el fin de tus días rechazando así todas las herejías y errores contrarios a esa doctrina como también prometes que perseverarás asimismo en la comunión de esta iglesia tanto en el oír la Palabra divina como en el participar de la Santa Cena?
Respuesta: Sí, creo.
Quinto; ¿Es tu firme decisión la de vivir siempre una vida Cristiana, abandonar el mundo y sus malas pasiones, tal como corresponde a los miembros de Cristo y de su Iglesia, y someterte gozosamente a toda amonestación Cristiana?
Respuesta: Sí
El Dios de toda bondad y poder en Su misericordia te otorgue gracia y bendición en tu santo propósito, por el Señor Jesucristo. Amen.
Oración de gracias
Todopoderoso y misericordioso Dios y Padre, te damos gracias y te alabamos porque nos perdonaste a nosotros y a nuestros hijos todos nuestros pecados por la sangre de tu amado Hijo Jesucristo, y nos has adoptado por tu Espíritu Santo como miembros de tu Hijo Unigénito, y por lo tanto también como hijos tuyos, sellando y confirmando esto con el Santo Bautismo. Te pedimos también, por tu Hijo amado, que dirijas siempre a este hermano por tu Santo Espíritu, a fin de que pueda vivir una vida Cristiana piadosa, creciendo en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, para que pueda así reconocer la paternal bondad y misericordia que le has mostrado, como a todos nosotros; y que viva en toda justicia bajo nuestro único Maestro, Rey y Sumo Sacerdote, Jesucristo; que combata valerosamente y triunfe sobre el pecado, el diablo y todo su reino, para glorificarte y alabarte eternamente a ti y a tu Hijo Jesucristo, y al Espíritu Santo, único y verdadero Dios. Amén.