Prefacio

Enseñanza de la doctrina Cristiana

“Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra…” Credo de los Apóstoles.

“Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador de Cielo y Tierra, de todo lo visible e invisible…” Credo Niceno.

“Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Universal…” Credo de Atanasio.

“Todos nosotros creemos con el corazón y confesamos con la boca, que hay un ser espiritual, único y simple, al que llamamos Dios…” Confesión de Fe Belga.

“Creemos con todo nuestro corazón y confesamos con nuestra boca…” Confesión de Fe Hispana.

La Iglesia de Cristo ha sido confesional a lo largo de toda su historia. Una de sus notas distintivas es su carácter apostólico: “Creemos en la Iglesia, que es una, santa, universal y apostólica” (Credo Niceno). Esto implica que la verdadera Iglesia tiene el deber de edificar e instruir a sus miembros sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, conforme a las Escrituras: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20; cf. 4:12–16; 1 Pedro 2:6; 2 Timoteo 3:14–17). De ahí deriva su naturaleza confesional y su constante apego a la Palabra revelada, como ha quedado testificado en la historia eclesiástica.

Así, la Iglesia que permanece fiel doctrinalmente es, ante todo, una Iglesia Escritural; y la Iglesia que permanece fiel históricamente es, en esencia, una Iglesia confesional. Ha mantenido esta fidelidad mediante credos universales y confesiones reformadas continentales. Una Iglesia verdaderamente bíblica es aquella que prevalece en el tiempo por su fidelidad tanto a las Escrituras como a las confesiones, evidenciando ser una Iglesia centrada en todo el consejo de Dios, donde Cristo resplandece majestuosa y gloriosamente para la gloria de nuestro Dios trino (1 Juan 5:20; Mateo 11:25; Jeremías 9:24; Juan 17:3).

¿Cuál es, entonces, el propósito de los Credos, Confesiones y Catecismos?

Las confesiones cumplen funciones fundamentales:

  1. Dar testimonio público de la fe verdadera y de la doctrina de la Iglesia del Señor.

  2. Preservar la verdad para las generaciones futuras.

  3. Sostener la verdad en contra del error y la herejía.

  4. Expresar, conservar y promover la unidad entre todos los creyentes.

Por ello, cualquier grupo que profese el Cristianismo pero carezca de un vínculo confesional con la Fe Ortodoxa y Reformada no constituye una manifestación visible de la verdadera Iglesia, sino un cuerpo profesante aún en tinieblas, que rehúsa su unión confesional con la Iglesia del Señor a través de los siglos. Pues, repetimos, la Iglesia que permanece doctrinalmente es Escritural, y la que permanece históricamente es confesional.

Nuestro anhelo con este sitio web es que la Iglesia de habla hispana recupere y abrace la Fe histórica común que nos une en Cristo.