Introducción a los Credos Universales
Un Credo expresa la confesión pública de lo que la iglesia en sí cree según las Escrituras. Un Credo Católico [1] o Universal expresa la confesión pública de ciertos puntos de la Fe Cristiana y que las iglesias en general e históricamente creen según las Escrituras.
En el artículo 9 de nuestra Confesión de Fe Belga, leemos que “con respecto a este punto [sobre la doctrina de la Santísima Trinidad], aceptamos gustosamente los tres sumarios de fe, a saber, el de los Apóstoles, el de Nicea y el de Atanasio; así como también lo que fue resuelto por los antiguos en conformidad con estos sumarios.”
De este modo las iglesias Reformadas han profesado la unión confesional a las doctrinas Escriturales expresadas en los Credos Universales, mostrando con ello ser “columna y baluarte de la verdad.” (1 Timoteo 3:15).
Prólogo al Credo Niceno
Este Credo es una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana y una respuesta temprana contra la herejía de quienes enseñaban que Cristo no era el Hijo eterno de Dios sino sólo una creación inicial de Dios mismo. Tal promotor de dicho pensamiento fue el sacerdote norteafricano Arrio, quien negaba aceptar que Jesucristo fuese Dios. La Iglesia del Señor se vio obligada en presentar pronto una defensa de la verdad y rechazar así el arrianismo desde sus primeros orígenes. De este modo vemos que Dios siempre ha guiado a la Iglesia del Señor a Su verdad por medio de las controversias, “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.” (1 Corintios 11:19).
La primera formulación de este Credo se dio en el Concilio de Nicea en el año 325 y su forma definitiva y más clara se dio posteriormente en el año 381 d.C en el Concilio de Constantinopla.
Lo que se espera de todo cristiano en contra de toda falsedad y engaño no es una apatía y una pasividad de su parte sino más bien una pronta respuesta conforme a las Escrituras para refutar con ello a todos aquellos que contradicen la verdad de Dios (Tito 1:9).
El Credo Niceno
- Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso,
Creador de Cielo y Tierra, de todo lo visible e invisible. - Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho.
Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre.
Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. - Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe en una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia, que es una, santa, universal y apostólica.
Reconocemos un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. AMEN
[1] Catolicidad no es lo mismo que catolicismo. La Iglesia de Cristo es católica y rechaza el catolicismo por ser este último un sistema de pensamiento anti-Escritural. Por lo tanto bien podemos decir que la Iglesia verdadera de Cristo es católica y Escrituralista.