A continuación presentamos nuestro Catecismo para Párvulos formulado con base en el Catecismo de Heidelberg con el fin de instruir en la “Enseñanza de la doctrina Cristiana” (titulo original del catecismo Heidelberg) a los pequeños miembros del cuerpo de Cristo.
El método de desarrollo de este Catecismo es expositivo y formativo según la misma disposición del apóstol Pablo en la epístola a los Romanos; primeramente el fin es presentado, ejemplo; el consuelo Cristiano (Romanos 1:16-17); luego son establecidos los medios necesarios para este fin, tres en número; el reconocimiento de la justicia divina contra nosotros y contra nuestros pecados (Capítulos 1-3); el reconocimiento de nuestra liberación por la justicia divina a favor de nosotros (del capítulo 3:21 hasta el capítulo 4); y el reconocimiento de nuestra gratitud a Dios por su salvación (del capítulo 5 al 16).
Para este fin hemos dividido la enseñanza de la doctrina Cristiana para párvulos en tres; cada uno de ellos según sus edades como también según el crecimiento en el Pacto de Gracia y de Dominio.
Deseamos que sea útil para la comunidad Hispana Reformada.
“… trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2 Timoteo 1:5).
“Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.” (Juan 21:15).
El pacto de Gracia:
Edades 4-6
1. ¿Cuál es tu único consuelo?
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo sino a mi fiel Salvador Jesucristo.
a. Romanos 14:8
b. 1 Corintios 6:19
c. 1 Corintios 3:23
2. ¿Por qué se le llama Jesús el Salvador?
Porque con Su preciosa sangre, Él ha satisfecho completamente por todos mis pecados y me ha librado del poder del diablo.
a. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 2:9; 1 Corintios 6:20; 1 Timoteo 2:6; Juan 20:28
3. ¿Por qué llamas a Jesús fiel Salvador?
Porque Él me cuida de tal manera, que sin la voluntad de mi Padre celestial, ni un solo cabello de mi cabeza puede caer.
a. Mateo 10:30; Lucas 21:18
4. ¿Cómo es que tu Padre celestial dirige todas las cosas?
De tal forma que todas las cosas funcionen para mi salvación.
a. Romanos 8:28
5. ¿Cómo Él te asegura tal salvación?
Por Su Espíritu Santo, mi Padre celestial me asegura la vida eterna.
a. 2 Corintios 1:22; 2 Corintios 5:5; Efesios 1:14; Romanos 8:16
6. ¿Cómo prepara el Espíritu Santo tu corazón?
Él me hace pronto y dispuesto para vivir para Dios.
a. Romanos 8:14; 1 de Juan 3:3
7. ¿Cuántas cosas te son necesarias saber para gozar de tal consuelo?
Tres cosas.
8. ¿Cuál es la primera?
Cuán grandes son mis pecados y miserias.
a. Juan 9:41; Mateo 9:12; Romanos 3:10; 1 Juan 1:9, 10
9. ¿Cuál es la segunda?
De qué manera puedo ser librado de ellos.
a. Juan 17:3; Hechos 4:12; Hechos 10:43
10. ¿Cuál es la tercera?
La gratitud que debo a Dios por Su redención.
a. Efesios 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12 Romanos 6:13; 2 Timoteo 2:15
11. ¿Por qué es necesaria la oración?
Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de nosotros.
a. Salmo 50:14
b. Mateo 7:7; Lucas 11:9,13; 1 Tesalonicenses 5:17
12. ¿Qué significa la palabra: Amén?
Amén quiere decir: esto es verdadero y cierto. Porque mi oración es ciertamente escuchada por Dios.
El pacto en Comunión:
Edades 7-10
1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados.
a. Romanos 14:8
b. 1 Corintios 6:19
c. 1 Corintios 3:23; Tito 2:14
d. Hebreos 2:14; 1 Juan 3:8; Juan 8:34, 35, 36
e. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 1:7; 1 Juan 2:2, 12
2. ¿Cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente?
Tres: La primera, cuán grandes son mis pecados y miserias. La segunda, de qué manera puedo ser librado de ellos. Y la tercera, la gratitud que debo a Dios por su redención.
a. Mateo 11: 28-30; Efesios 5:8
b. Juan 9:41; Mateo 9:12; Romanos 3:10; 1 Juan 1:9, 10
c. Juan 17:3; Hechos 4:12; Hechos 10:43
d. Efesios 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12 Romanos 6:13; 2 Timoteo 2:15
3. ¿Cómo conoces tu miseria?
Por la Ley de Dios. La cual se divide en dos tablas: la primera enseña lo que debemos hacer para con Dios; la segunda, lo que debemos hacer para con nuestro prójimo.
a. Romanos 3:20
b. Deuteronomio 4:13; Éxodo 34:28; Deuteronomio 10:3, 4
c. Mateo 22:37-40
4. ¿No es Dios injusto con el hombre, al pedirle en su Ley que haga lo que no puede cumplir?
No, Dios creó al hombre en condiciones de poderla cumplir; pero el hombre por instigación del diablo y su propia rebeldía, se privó a sí y a toda su descendencia de estos dones divinos.
a. Efesios 4:24
b. Génesis 3:13; 1 Timoteo 2:13, 14
c. Génesis 3:6; Romanos. 5:12
5. ¿No es Dios también misericordioso?
Dios es misericordioso; pero también es justo. Por tanto su justicia exige que el pecado que se ha cometido contra su suprema majestad, sea también castigado con el mayor castigo, que es pena eterna, así en el cuerpo como en el alma.
a. Éxodo 34:6, 7; Éxodo 20:6
b. Salmo 7:9; Éxodo. 20:5; Éxodo. 23:7; Éxodo. 34:7; Salmo 5:4, 5; Nahum 1:2, 3
6. Si por el justo juicio de Dios merecemos penas temporales y eternas, ¿no hay ninguna posibilidad de librarnos de estas penas y reconciliarnos con Dios?
Dios quiere que se de satisfacción a su justicia: por eso es necesario que la satisfagamos enteramente por nosotros mismos o por algún otro.
a. Génesis 2:17; Éxodo 23:7; Ezequiel 18:4; Mateo 5:26; 2 Tesalonicenses 1:6; Lucas 16:2
b. Romanos 8:4
7. Entonces, ¿qué Mediador y Redentor debemos buscar?
Uno que sea verdadero hombre y perfectamente justo, y que además sea más poderoso que todas las criaturas, es decir, que sea al mismo tiempo verdadero Dios.
a. 1 Corintios 15:21
b. Hebreos 7:26
c. Isaías 7:14; Isaías 9:5; Jeremías 23:6; Lucas 11:22
8. ¿De dónde sabes esto?
Del Santo Evangelio, el cual Dios reveló primeramente en el paraíso, y después lo anunció por los santos patriarcas y profetas, y lo hizo representar por los sacrificios y las demás ceremonias de la Ley: y al fin lo cumplió por su Hijo unigénito.
a. Génesis 3:15
b. Génesis 22:18; Génesis 12:3; Génesis 49:10
c. Isaías 53; Isaías 42:1-4; Isaías 43:25; Isaías 49:5-6, 22-23; Jeremías 23: 5, 6, 31-33; Jeremías 32:39-41; Miqueas 7:18-20; Hechos 10:43; Hechos 3:22-24; Romanos 1:2; Hebreos 1:1
d. Hebreos 10:1, 8; Col. 2:7; Juan 5:46
e. Romanos 10:14; Gálatas 4:4; Gálatas 3:24; Colosenses 2:17
9. ¿Qué te aprovecha el creer todas estas cosas?
Que delante de Dios soy justo en Jesucristo, y heredero de la vida eterna.
a. Romanos 4:25; 1 Pedro 1:3; 1 Corintios 15:16
b. Romanos 6:4; Colosenses 3:1; Efesios 2:5, 6
c. 1 Corintios 15:20, 21
10. Si somos librados por Cristo de todos nuestros pecados y miserias sin merecimiento alguno de nuestra parte, sino sólo por la misericordia de Dios, ¿por qué hemos de hacer buenas obras?
Porque después de que Cristo nos ha redimido con su sangre, nos renueva también con su Espíritu Santo a su imagen; a fin de que en toda nuestra vida nos mostremos agradecidos a Dios por tantos beneficios y que Él sea glorificado por nosotros. Además de esto para que cada uno de nosotros sea asegurado de su fe por los frutos. Y finalmente para que, también por la piedad e integridad de nuestra vida, ganemos a nuestro prójimo para Cristo.
a. Romanos 6:13; Romanos 12:1, 2; 1 Pedro 2:5, 9; 1 Corintios 6:20
b. Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12
c. 2 Pedro 1:10; Mateo 7:17; Gálatas 5:6, 22
d. 1 Pedro 3:1, 2; Romanos 14:19
11. ¿Por qué es necesaria la oración a los cristianos?
Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de nosotros, y porque Él quiere dar su gracia y su Espíritu Santo sólo a aquellos que se lo piden con oraciones ardientes y continuas, dándole gracias.
a. Salmo 50:14
b. Mateo 7:7; Lucas 11:9,13; 1 Tesalonicenses 5:17
12. ¿Qué nos ha mandado Dios que le pidamos?
Todo lo que es necesario para el alma y para el cuerpo, lo cual, nuestro Señor Jesucristo, ha incluido en la oración que Él mismo nos ha enseñado.
a. Santiago 1:17; Mateo 6:33
b. Mateo 6:9-13; Lucas 11:2, 3,4
El pacto de Dominio:
Edades 11-13
1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación.
a. Romanos 14:8
b. 1 Corintios 6:19
c. 1 Corintios 3:23; Tito 2:14
d. Hebreos 2:14; 1 Juan 3:8; Juan 8:34, 35, 36
e. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 1:7; 1 Juan 2:2, 12
f. Juan 6:39; Juan 10:28; 2 Tesalonicenses 3:3; 1 Pedro 1:5
g. Mateo 10:30; Lucas 21:18
h. Romanos 8:28
i. 2 Corintios 1:22; 2 Corintios 5:5; Efesios 1:14; Romanos 8:16
j. Romanos 8:14; 1 de Juan 3:3
2. ¿Cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente?
Tres: La primera, cuán grandes son mis pecados y miserias. La segunda, de qué manera puedo ser librado de ellos. Y la tercera, la gratitud que debo a Dios por su redención.
a. Mateo 11: 28-30; Efesios 5:8
b. Juan 9:41; Mateo 9:12; Romanos 3:10; 1 Juan 1:9, 10
c. Juan 17:3; Hechos 4:12; Hechos 10:43
d. Efesios 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12 Romanos 6:13; 2 Timoteo 2:15
3. ¿Qué pide la Ley de Dios de nosotros?
Cristo nos lo enseña sumariamente en Mateo 22:37-40
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas.”
a. Deuteronomio 6:5; Levítico 19:18; Marcos 12:30; Lucas 10:27
4. ¿Puedes cumplir todo esto perfectamente?
No; porque por naturaleza estoy inclinado a aborrecer a Dios y a mi prójimo.
a. Romanos 3:10, 20, 23; 1 Juan 1:8. 10
b. Romanos 8:7; Efesios 2:3; Tito 3:3; Génesis 6:5; Génesis 8:21; Jeremías 17:9; Romanos 7:23
5. ¿Creó, pues, Dios al hombre tan malo y perverso?
No, al contrario. Dios creó al hombre bueno haciéndolo a su imagen y semejanza, es decir, en verdadera justicia y santidad, para que rectamente conociera a Dios su Creador, le amase de todo corazón, y bienaventurado viviese con Él eternamente, para alabarle y glorificarle.
a. Génesis 1:31
b. Génesis 1:26, 27
c. Efesios 4:24; Colosenses 3:10; 2 Corintios 3:18
6. ¿De dónde procede esta corrupción de la naturaleza humana?
De la caída y desobediencia de nuestros primeros padres Adán y Eva en el paraíso, por ello, nuestra naturaleza ha quedado de tal manera corrompida, que todos somos concebidos y nacidos en pecado.
a. Génesis 3; Romanos 5:12, 18, 19
b. Salmo 51:5; Génesis 5:3
7. ¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien e inclinados a todo mal?
Ciertamente; si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Dios.
a. Génesis 8:21; Génesis 6:5; Job 14:4; Job.15:14; Juan 3:6; Isaías 53:6
b. Juan 3:3, 5; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 3:5
8. ¿Son salvados por Cristo todos los hombres que perecieron en Adán?
No todos, sino sólo aquellos que por la verdadera fe son incorporados en Él y aceptan sus beneficios.
a. Mateo 7:14; Mateo 22:14
b. Marcos 16:16; Juan 1:12; Juan 3:16, 18, 36; Isaías 53:11; Salmo 2:11; Romanos 11:20; Romanos 3:22; Hebreos 4:3; Hebreos 5:9; Hebreos 10:39; Hebreos 11:6
9. ¿Qué es la verdadera fe?
La verdadera fe es un conocimiento seguro por el que acepto como verdad todo lo que Dios nos ha revelado en su Palabra. Al mismo tiempo, es una firme confianza de que no sólo a los demás, sino también a mí, Dios ha concedido el perdón de los pecados, la justicia eterna y la salvación, y esto por pura gracia, sólo por el bien de los méritos de Cristo. Esta fe el Espíritu Santo obra en mi corazón por el evangelio.
a. Juan 17:3,17; Hebreos 11:1-3; Santiago 2:19.
b. Romanos 4:18-21; 5:1; 10:10; Hebreos 4:16.
c. Galatas 2:20.
d. Romanos 1:17; Hebreos 10:10.
e. Romanos 3:20-26; Galatas 2:16; Efesios 2:8-10.
f. Hechos 16:14; Romanos 1:16; 10:17; 1 Corintios 1:21.
10. ¿Qué es lo que debe creer el cristiano?
Todo lo que se nos ha prometido en el Santo Evangelio, sumariamente contenido en el Símbolo Apostólico, en cuyos artículos se expresa la fe universal e infalible de todos los cristianos.
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de María virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; está sentado a la Diestra de Dios, Padre Todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; una santa Iglesia cristiana universal, la comunión de los santos; la remisión de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén.
a. Juan 20:31; Mateo 28:19; Marcos 1:15
11. ¿De cuántas partes se compone el verdadero arrepentimiento y conversión al Señor?
De dos: la muerte del viejo hombre, y la vivificación del nuevo.
a. Romanos 6:1,4-6; Efesios 4:22-24; Colosenses 3:5, 6, 8-10; 1 Corintios 5:7; 2 Corintios 7:10
12. ¿Qué es necesario en la oración para que ésta agrade a Dios y sea oída por Él?
Primero, que pidamos de todo corazón, al sólo y verdadero Dios, el cual se ha manifestado en su Palabra, todas las cosas que Él desea que le pidamos. Segundo, que reconociendo sinceramente toda nuestra pobreza y miseria, nos humillemos delante de Su majestad. Y por último que apoyándonos sobre este firme fundamento, sepamos que, pese a nuestra indignidad, Él escuchará nuestra oración por amor del Señor Jesucristo, como nos lo ha prometido en su Palabra.
a. Juan 4:24; Salmo 145:18
b. Apocalipsis 19:10; Juan 4:22-24
c. Romanos 8:26; 1 Juan 5:14; Santiago 1:5
d. 2 Crónicas 20:12
e. Salmo 2:11; Salmo 34:18; Isaías 66:2
f. Romanos 10:14; Santiago 1:6
g. Juan 14:13; Juan 16:23; Daniel 9:18
h. Mateo 7:8; Salmo 27:8